Opinión

¿A que no?

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La noticia del muchacho de Buñuel que se lanzó al rancho el domingo por una apuesta, está dando la vuelta al mundo.

A estas horas ya se estará dando a conocer en los noticieros americanos y asiáticos, más dados al amarillismo. Sin embargo, al margen de cualquier otra interpretación. y sin entrar a valorar el hecho concreto en cuestión, éste recuerda, y bien a las claras, cómo somos en esta tierra nuestra...

Con un “¡a que no!” que se plante en cualquier ocasión, y ante cualquier tipo de circunstancia, la conversación y cualquier razón u obviedad que se arguya quedará invalidado inmediatamente y las decisiones -y sus hechos y consecuencias posteriores- se volverán tan irracionales como absurdamente cabezotas. Respondiendo así, desde ese mismo instante, al coraje que da mantenerse firme en las convicciones propias, aunque éstas sean absolutamente ilógicas o, lo que es aún peor, inadmisibles, disparatadas, alocadas o demasiado improvisadas.

Somos así. Solemos reaccionar así ante cualquier afrenta. No hay más que ver a esos ‘políticos’ que dicen representarnos, fruto, todos, del ¿a que no hay c.?