Opinión

Esperando la Navidad

Ya las tenemos encima, me refiero a las fiestas navideñas, añoradas por unos y deprimentes para otros. Lo que es seguro es que es tiempo de esperanza y poder soñar.

Y hablando de soñar, también es tiempo de hacer peticiones por si el año próximo se llegarán a cumplir alguna de ellas o, como ocurre la mayoría de las veces, se quedan en falsas promesas.

Como decía un profesor mío, el problema es que te das cuenta que los deseos se quedan en agua de borrajas cuando te haces mayor y ya no queda tiempo para resolverlos.

Así que volveremos la vista hacia los nietos para que con sus sonrisas nos ayuden a seguir peleando, aunque sepas que no hay un final claro. Pero no seré yo quien se lo descubra, ya que todos merecemos acumular nuestras propias experiencias.

No obstante, sigo preocupado ante la falta de ilusión de nuestros mandatarios por realizar el más mínimo esfuerzo por transmitir nuestro patrimonio material e inmaterial a las generaciones futuras. Trabajando desde las bases en darles una educación que les permita discernir porque merece la pena el arte, la música, la danza, el teatro, etc.

Es que no ven que los museos, las galerías de arte, los teatros, las iglesias están la mayoría de las ocasiones vacíos de público joven.

Y no será por falta de iniciativas de tantos jóvenes en todos los niveles de las artes. Pero si no los educas en la sensibilidad difícilmente pueden acudir a escuchar incluso a sus compañeros.

¿Qué haría falta hacer para mover las conciencias de nuestros políticos civiles y religiosos que entendieran cómo transmitir valores que despierten a una sociedad dormida y en definitiva fácilmente manipulable? ¿O se trata de esto?

En definitiva, que dirigiré a los clásicos Reyes Magos mis peticiones, ya que hasta ahora han sido los más fiables. ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!