A cuenta de la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española de 1978 por la cual el Gobierno central del PP pasa a controlar directamente la Autonomía de Catalunya, el Sr. Tomás Urzainqui, en un escrito aparecido el 28-X-2017, hace un constructo en torno al absolutismo español, dividiéndolo, además, en dos facciones: la de los “absolutistas constitucionalistas”, y la de los “absolutistas puros carlistas”. Una invención más del liberalismo. No hay por qué inventarse nada; el absolutismo vino de la mano del liberalismo. El que da consejos absolutistas al Rey Fernando VII, que no era carlista, es el liberal Pedro Sáinz de Andino.
Propiamente, y hablando con rigor histórico, y científico por tanto, sólo se puede hablar de Carlismo y de Carlistas a partir de la muerte del Rey Fernando VII, en 1833; la guerra que a su muerte se inició tuvo un importante componente de defensa de los Fueros por parte de los, entonces ya sí, carlistas contra el centralismo, absolutismo, liberal.
No hay más que leer a Vázquez de Mella y al P. Manterola, escritores carlistas, para ver lo que en el Carlismo se pensaba del absolutismo.
Los Reyes Carlistas han jurado los Fueros, esto es, las leyes propias de los distintos Reinos, naciones, regiones, comarcas y municipios de las Españas, defenderlos y “amejorarlos”, poniendo, así, su persona, y sus bienes, al servicio de los habitantes de esos Reinos, naciones, regiones, comarcas y municipios, de las distintas Españas, que se habían dado a sí mismos esas leyes y normas de funcionamiento social basándose en la convivencia diaria y sus afanes.
Ninguno de los individuos/as que impusieron en el Trono los liberales, ha jurado los Fueros propios de las distintas Españas.
Tampoco lo han hecho los diferentes Presidentes de las Repúblicas habidas.
Como sea así la Navarra libre que, dice, quiere, ¡aviados vamos!
Jesús Mª Aragón Samanes
Secretario General Federal del Partido Carlista
