Opinión

Carta de agradecimiento tras el fallecimiento de Vivi Isaba

M.ª Villar Isaba Muru

Nuestra queridísima madre, M.ª Villar Isaba Muru, VIVI, acaba de fallecer. Con ella se nos ha ido parte de nuestra historia y de nuestra vida. Pero también nos ha dejado un legado de bondad, alegría y buenos momentos que no olvidaremos nunca. 

Sirva esta carta para mostrar nuestro más sincero agradecimiento a tantas y tantas personas que preguntabais por ella todos los días. Nos habéis hecho sentir muy queridos y nos ha llegado al corazón ver que vosotros también la queríais.

Empezando por familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, clientes, socios de la S.D.R. Arenas, a la que ella acudía, hasta hace poco, para hacer sus ejercicios con su grupo de amigas en la piscina. Todos los días llegábamos a su casa, con una "carretilla" llena de los recuerdos y ánimos que nos pedíais transmitirle.

Agradecimiento a los músicos, cantantes, joteros que hicisteis una despedida tan especial.

A los servicios religiosos y pompas fúnebres.

Pero sobre todo esta carta es una misiva de agradecimiento a todos los que componen los servicios sanitarios navarros. Es un privilegio haberos conocido a todos. Y sois tantos...

Como la habéis cuidado a ella y a nosotros. Siempre intentando velar por su bienestar. Mirando sobretodo lo mejor para ella, y valorando las circunstancias de cada momento, pensando en la familia. Que trato tan profesional y, sobre todo, humano. Con que cariño venían a casa enfermeras, médicos, curando cada herida, con tanto mimo y cuidado, sin dejarse ni una. Qué buenas palabras siempre para animarla. Cierto que ella era una buena paciente, siempre agradecida y sonriendo. Llevando a rajatabla todas las recomendaciones.

 Empezando por los Centros de Salud Gayarre y Santa Ana. Desde los administrativos y celadores que nos cogían el teléfono cada mañana, enfermeras-os que veníais cada día a curar sus heridas, y digo cada día porque fueron sábados, domingos y festivos incluidos. Ni una mala cara. Todo cuidado y cariño. Sin escatimar medios. Al Hospital Reina Sofía, al que subía como a su propia casa, desde que entraba por la puerta, administrativos, telefonistas, limpieza, servicio de urgencias, ingresos en planta, tanto tercera, como segunda, al personal de los servicios de transporte sanitario que la trasladaban, al 112, que atendía nuestra solicitud inmediatamente. Empresas servidoras de oxígeno y mascarillas, botón 24 horas, que la llamaban, cuando no nos necesitaba tanto, para ver como se encontraba. Farmacéuticos que nos facilitaban medicación,antes incluso de que llegaran las recetas. Complejo hospitalario de Navarra, Clínica Universidad de Navarra. 

Han sido tantos años de atenciones. Pero sobre todo,este último, con una coordinación tan exquisita, facilitándonos todo. Destacar el servicio de Hospitalización Domiciliaria. Qué gozada estar con los cuidados hospitalarios pero en casita. A cuantos equipos hemos tenido la suerte de conocer y que atención tan delicada y específica. Con que familiaridad os trataba ella. os consideraba uno más de sus hijos. Siempre pensando en agradecer lo que hacíais con unas rosquillas, bombones, lo que fuera. Eso sí, siempre era algo dulce. Tan dulce como ella.

“Enmarcar” el servicio sanitario pero sobre todo humano que presta el Hospital San Juan de Dios- Tanto en hospitalización presencial, al que tuvimos el gusto de conocer durante el mes de ingreso en agosto. Como la cuidasteis y nos la pusisteis en marcha, enfermeras, médicos, auxiliares, personal de limpieza, recepción, fisios, terapeutas ocupacionales. Que pedazo de equipo y familia formáis. Y, como no, destacar la labor de la atención domiciliaria, tanto del personal de Pamplona como de Tudela. Que gusto haberos conocido. Teresa, Lorena, que serenidad transmitís, que paz, como habéis tratado cada patología, con cuanto interés, y siempre, siempre, pensando en ella y en la familia. Y siendo conscientes de que muchas veces,  estabais desbordadas de trabajo. Pero nos hacíais sentir que nuestra madre, en ese momento era única. Sin prisas. No os vamos a olvidar nunca. Como habéis coordinado y facilitado todo. Dicen que sois de cuidados paliativos, pero con vosotras, tendrán que inventar un nuevo término porque sois de cuidados "reconfortativos". Nos alegra tanto comprobar que en pleno s. XXI, la mejor ciencia que ha funcionado es la del "corazón".

De parte de mi madre y de todos los que componemos esta gran familia os decimos a todos GRACIAS GRACIAS GRACIAS. 

Ha llegado su hora y se ha marchado pero nos la habéis mantenido tantos años, tan cuidada y con una calidad de vida tan buena, hasta el final, tan feliz .... que mientras vivamos os estaremos eternamente agradecidos. Dice el refrán que madre no hay más que una. Y nosotros siempre añadimos, y como la nuestra ninguna.

Ella ya no está, pero mientras que nos abracemos sus hijos y nietos, será como si la abrazáramos a ella. Así nos llegará su AMOR.

Hijos de María Villar Isaba Muru