Ante el inminente cambio de nombre de varias calles del Barrio de Lourdes de Tudela, deseo hacer una reflexión. El hecho de la sustitución de las calles ha traído polémica, en parte por las molestias que trae y en parte porque el tema viene de la Guerra Civil...
Todos murieron en el frente pero ignoro si lucharon por unos ideales, si pudieron elegir o si les tocó luchar por temor u obligación... Ignoro si cometieron algún acto reprobable o simplemente las circunstancias los llevaron a morir en esa guerra fratricida...
Siempre he dudado de si la manera de honrar a todos los muertos de uno u otro bando sin ofender a nadie es quitar el nombre a las calles o nombrar otras calles con los nombres de los fallecidos o represaliados del otro frente...
Quizás bastase con una placa con los nombres de todos lo tudelanos fallecidos de un lado y del otro.
Propuesta: Antes de que se nombren las calles con denominaciones de gente ajena a Tudela, de árboles, animales, lugares o países lejanos, prefiero que se rotulen con nombres de personas que en una u otra época de nuestra ciudad hayan destacado en sus trabajos, artes, etc. y que, por tanto, llevaron a Tudela como bandera. Por ejemplo, el arquitecto de fama internacional Rafael Moneo; los pintores Antonio Loperena; José María Monguilot y el propio César Muñoz Sola, que tiene Museo pero no nombre en ninguna calle. El humorista Gerardo Martínez (el Sr. Tomás); los toreros Julián e Isidro Marín; el músico Francisco Carrascón Aguado; los eruditos judíos Sem Tob Ibn Saprut y Abraham Ben Ezra; Pedro Villalón de Calcena; Nicolás Salinas; Tomás Jiménez; Juan Ramón Castro; José María Méndez Vigo, y seguro que habrá más ilustres tudelanos...
María Jesús Sanz
Tudelana
