Opinión

Y ahora a vueltas con el Belén

Si el año anterior, gracias a la amabilidad de esta publicación, exponía mi punto de vista sobre las cabalgatas de Reyes y su polémica, este año voy a hacer lo propio con el tema del Belén. Y es que en algunas partes de España se está poniendo muy difícil montar un Nacimiento.

Parce ser que algo tan arraigado y nuestro como poner el Belén en Ayuntamientos, plazas, colegios o instituciones, se considera hoy en día algo poco adecuado al ser un símbolo católico y religioso.

Los promotores de esta idea consideran que al tratarse España de un Estado aconfesional no se deben poner símbolos religiosos en estamentos públicos.

Cada vez entiendo menos a nuestros políticos y a este país en general, por incongruente. Es decir, que España entera guarda fiesta el 25 de diciembre por ser el día del Nacimiento de Jesús en Belén (Navidad no significa otra cosa) pero el colocar un Belén puede ofender. 

Sí que puedo celebrar el día 6 de Enero por ser la Adoración de los Reyes Magos, pero se ponen trabas a que estos Reyes salgan en la cabalgata que lleva su nombre, sustituyéndolos por personajes extraños que saludan a los atónitos niños que la observan. O me estoy volviendo loco, o no sigo los tiempos y soy un carca.

Incluso en algún colegio de alguna de nuestras Comunidades Autonómicas han dicho a padres y alumnos que traigan adornos para decorar el colegio por Navidad pero no objetos del Belén para no ofender a alumnos de otras religiones. Así somos aquí. Eso sí, en ese colegio tienen fiesta por Navidad, es decir, por el Nacimiento de Jesús,
y esa circunstancia, sin embargo, no se plantea que pueda ofender a nadie.

La paranoia por ser completamente neutros ha llegado a tal punto que en alguna localidad de nuestra geografía en la que se instala un Belén viviente, se han recogido firmas para que el nacimiento no tenga animal alguno para no sacar a éstos de su entorno y evitar su sufrimiento.

No podemos renunciar a lo que somos y Europa hunde sus raíces en el cristianismo desde la época romana, desde que Teodosio adoptó esta religión para el imperio y, al igual que no podemos renunciar al derecho romano por ser la base del derecho actual, no podemos renegar del cristianismo, base de nuestra cultura tal y como la conocemos. Por otra parte, la tradición del Belén se remonta al siglo XIV o incluso más allá, según algunos historiadores.

Nuestro entorno ha cambiado de cuando yo era crio hasta hoy en día, la sociedad ha cambiado, hay nuevas culturas, nuevas formas de ver el mundo, nuevas religiones que conviven con nosotros, pero en vez de guardar celosamente nuestras costumbres y tradiciones y enriquecernos con las de los demás, intentamos que cada una se oculte de las otras para no ofender. En ese colegio antes nombrado, no será mejor que los niños aprendan qué es el Ramadán y que algún alumno de esta religión exponga qué celebran o que un niño judío explique cómo festejan el comienzo del año judío (Rosh Hashaná) en vez de prohibir poner signos de una religión.

Mira que soy abierto de pensamiento para algunas cosas pero, estimado lector, estas decisiones y estas justificaciones para tomarlas, no las entiendo bien y las veo como incoherentes, trasnochadas y fuera de toda lógica.