Opinión

La España de 2019

Que la España de 2019 debe mucho a la etapa franquista, es algo obvio. Hay una continuidad histórica y biográfica, que facilitó la Transición, de tal manera que casi puede hablarse de un único periodo, al menos desde el año 1957, cuando arranca el desarrollismo de la mano de los tecnócratas del Opus Dei. Al contrario que en otros países europeos, no hubo en nuestro país una genuina depuración del lastre dejado por un régimen de autoridad, que perduró casi 40 años. Los poderes económicos que configuran hoy nuestro país tienen su origen en los años sesenta, o antes; el estamento judicial casi no ha mutado y sigue teniendo una visión más punitiva que sanadora de los delitos; los delitos económicos siguen sin estar eficazmente penados. Entendemos mucho mejor los problemas de hoy mirando a esos años del desarrollismo, de la llegada de turistas y del capital aportado por las empresas transnacionales, etc. Fue entonces (1957-1975) cuando se creó el auténtico “ser de España” en el que ahora vivimos. Problemas de hoy como el desigual reparto de la riqueza entre regiones, tiene que ver con la arbitraria designación de polos de desarrollo, con el abandono de la actividad agraria y el atraso de las regiones que vivían de la agricultura, etc. Por ello, conocer cómo se gestó el Plan de Estabilización de 1959, o las luchas de poder entre falangistas y tecnócratas por el control de los recursos de los Planes de Desarrollo (1964-1973), son claves para entender cómo es la España de 2019.