Son las 2 de la mañana. Un lunes cualquiera. Ahora apago la televisión tras ver cómo Amaia Romero se ha proclamado campeona de Operación Triunfo 2018. Mañana no es festivo y como todos los días tocará levantarse a las 7 de la mañana para ir a trabajar. Solo 5 horas (si tengo la suerte de ser rápido) para dormir y aguantar mañana 8 duras horas de trabajo. Soy Iker, pero también Unai, Iñigo, María, Elena, Pilu y así hasta 3.925.000 personas.
Estamos hablando del nuevo prime time, estamos hablando del poco respeto que se tiene a sus espectadores y de la televisión pública. Mal que lo hagan el resto de cadenas privadas, pero ellas tienen sus intereses económicos, pero ¿la televisión pública? ¿Cómo es posible que el programa más seguido de esta temporada termine su final a las 2 de la madrugada de un lunes cualquiera? Eso muestra la falta de respeto que se nos tiene a los consumidores, que no les importamos nada y que les da igual sus espectadores.
Lo mismo lleva sucediendo en el fútbol en los últimos años y los clubes callan mientras reciben su respectivo dinero de las televisión. Partidos los viernes, los sábados, los domingos y los lunes, eso si no hay partido entre semana y tienes también partido el martes, miércoles o jueves. Con horarios prohibitivos y que cada día imposibilitan más a sus aficionados poder acudir a animar a su equipo, aun habiendo su respectivo abono para ir toda la temporada. No son pocos los que han tenido que dejar de hacerse socio este año por no poder ir ni a un 50% de los partidos de casa.
Estamos llegando a unos puntos en el que los consumidores no importamos nada, se están abriendo grietas que un día se convertirán en barrancos y ya no habrá marcha atrás. Todo quedará tan lejano que no se podrá unir y entonces se llevarán las manos a la cabeza y nos echarán de menos.
