Opinión

¿Escisión en el socialismo navarro?

Por caos (Khaos o "vacío que ocupa un hueco en la nada") entendemos algo impredecible y que se escapa a la miope visión que únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz de secuenciar únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos, con lo que deberemos recurrir a la llamada “Teoría del Centésimo Mono” para intentar explicar la inaudita concatenación de fuerzas centrípetas y centrífugas que habrían coadyuvado en Navarra al finiquito del endemismo navarrista UPN-PSN y su sustitución en julio del 2015 por un Gobierno Cuatripartito presidido por Uxue Barkos.

¿Escisión en el socialismo navarro (PSN)?

La utopía sería el camino para alcanzar un sueño que llevaría implícito en su potencia la facultad de devenir en acto concreto (en el camino está la meta) y la utopía de María Chivite sería la formación de un gobierno Progresista presidido por María Chivite e integrado por miembros de Geroa Bai, Podemos-Ahal Dugu e IU-EB, que debería transitar por la senda del pragmatismo político: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”. 

Sin embargo, Navarra sería un escenario distópico fruto del Tejerazo de 1981, en el que los guardias civiles de Tejero obligaron “manu militari” a los líderes políticos confinados en el Congreso a aceptar un acuerdo tácito por el que se declaraban intocables el sistema monárquico, el bipartidismo rotatorio de los partidos políticos del establishment español (PP y PSOE) y la unidad indisoluble de España, pasando Navarra desde entonces a ser considerada “cuestión de Estado” por lo que cualquier cambio institucional que se pueda producir en el viejo Reyno foral deberá contar con el visto bueno del establishment del Estado español.

Así, la estrategia secreta de Pedro Sánchez es la formación de un Gobierno de Coalición PSOE-Ciudadanos que contará con las bendiciones del establishment europeo y que escenificará la metamorfosis del Régimen del 78 mediante una reforma edulcorada de la actual Constitución vigente para implementar un Estado monárquico, jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar todo para que nada cambie”), por lo que finalmente, María Chivite se verá obligada por Ferraz a facilitar la investidura de Esparza como Presidente de Navarra. Dicha decisión provocará que los votantes socialistas se debatan entre la incertidumbre y la incredulidad al constatar la cruda realidad de la dependencia orgánica y el deber de la obediencia ciega del PSN a los dictados de Ferraz, por lo que tras el mayazo de Puras y el agostazo de Roberto Jiménez podríamos asistir a una escisión en el actual PSN.

Parafraseando a Hermann Hesse en su obra “El Lobo Estepario”, el militante del PSN sería “una persona que trata siempre de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente, es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación”, reflexiones que tras el juniazo de María Chivite, provocarán una catarsis y posterior metanoia entre los socialistas navarros.

En consecuencia, asistiremos en Navarra a la aparición de un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores caídos en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y que bajo el lema “prohibido prohibir” generará un tsunami popular de denuncia del déficit democrático de la actual dirección Federal del PSOE que desembocará en el nacimiento de un nuevo proyecto de Izquierdas liderado por María Chivite que podría aglutinar en su seno a antiguos votantes del PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda Unida.