Opinión

Europa suena bien ¿se está bien?

Últimamente hay una vorágine de artículos y hechos que nombran a la gran utopía del futuro “Europa”. Se llama y tiene en la actualidad el poder de doblegar países, pero si pensamos detenidamente qué es lo que hemos sacado y perdido, igual veamos más de la mitad de nosotros el vaso medio vacío. En una mesa de 28 se tiene que acudir con el mismo derecho “no” sometido con una deuda que es la inversión de los que mandan. Alemania y Francia han sabido jugar e invierten en comprar deuda de países para mantener la hegemonía que ellos necesitan para poder dominar el mercado europeo de la tecnología, químico y de farma.

España, como otros países, el día siguiente del cambio de gobierno perdió una flota gallega de 1.200 barcos de los caladeros marroquís. Los cupos de leche gallega cayeron a mínimos y los de calzado también. Por contra, con nuestro carnet de identidad, nos permiten viajar por toda Europa nos dieron, nos dan, subvenciones para agricultura etc., etc.También, para la integración, nos dieron moneda única, el “euro”, con la cual hemos perdido el 50% de nuestro poder adquisitivo, moneda centesimal no usada y no denunciada con un redondeo al alza que en algunos casos superó el 100%. ¿Cómo se defiende en una mesa donde se reparte los cupos de las diferentes potenciales exportaciones? ¿Quién propone y en qué porcentaje se asignan estos cupos? ¿Qué cantidades y de qué tipo le tocan a España?

Nosotros también podemos fabricar moto reductores, como los italianos, o placas electrónicas, como los alemanes...

En esta mesa de 28 la palabra Europa suena bonita, es un proyecto único, pero siempre desde la igualdad de las situaciones por lo menos para lo esencial, “el reparto de riqueza” que es al final lo que motiva a los países a seguir innovando y poder ser potencias en la I+D+i mundial. España ante unos ajustes sin precedentes, se libró de ser intervenida. Si ahora la deuda es de 100, hubiera sido de 1000. Es cuestión sólo de dinero y la unificación de la futura Europa no puede ser dirigida bajo el prisma del negocio cerrado sobre los países con economías más débiles, se necesita un órgano de gobierno más moderado que articule posibilidades para crecer la economía de dichos países y así consigan estabilizar sus propias cuentas de PIB.

El caso de Inglaterra es un caso claro de doy poco, pero me pueden pedir mucho. Los centros urbanos aprovisionados de turismo y un europeísmo claro rechazan la salida, el resto del país diseminado sin ser alcanzado por esta corriente cercana a Europa ven peligrar sus concesiones actuales o que como misión europea se les obligue a tomar resoluciones en pro de la Europa unida.

Como de costumbre, no creo que los mandatarios nos cuenten todo con respecto a los números, pero estoy convencido de que con una soga al cuello no es el mejor momento para negociar.