Opinión

Criterio y casoplón traicionero

A ver….. El ” furbol” (¡Iniesta de mi vida!) es como la política: Es cuestión de confianza. Y si además hay criterio, entonces  se trata de calidad. Si no tienes confianza en alguien,  difícilmete puedes depositarla en él. 

Causa recelo, de momento, que un representante público, de primera línea, pregunte a los suyos sobre la corrección ó no de una decisión de ámbito pretendidamente privado. Acaso se le acabó el criterio? Lo tuvo alguna vez? Qué pena!

Y no, no es un error. De la estupidez al error hay un trecho todavía: En el espacio de ese trecho se ubica la incompetencia real, sin camuflaje. La falta de criterio se convierte entonces en la columna vertebral de todo un comportamiento desplegado en el tiempo. El error atenua, pero la falta de criterio ,condena. Hace perder fuelle y cuota a toda una organización que pretendía encauzar las voces producidas en protesta un  11-M y otros movimientos populares. Se producirá por ello un vacío, que se colmará en parte por la abstención de los hastiados de tanta mediocridad, de lo que se volverán a beneficiar los de siempre. Y vuelta a empezar y a lanzar el dado desde la casilla de salida. 

Y es que ser medianamente coherente no supone una inversión de 8, 10 o 12 horas al dia. Las líneas rojas de separación no son mojones ni autopistas. El criterio no se conecta a la mañana y se desenchufa a eso de las 5 o 5 y media de la tarde. Ya en la esfera pública, ya en la privada, uno es uno en todo momento, con su bagaje o falta de él. Mientras tanto, permanecemos a la espera del día en que sean capaces de asignar a la población otro nivel de capacidad, de entendimiento y de comprensión.

La evolución, el desarrollo y la experiencia pueden a lo sumo explicar ciertas conductas, pero no justificar necedades. Nos merecemos algo bastante mejor, solicitar algo mejor, exigir algo bastante mejor.