Opinión

Contestando a las Matarrasas

El jueves 11 de Mayo comparecieron en la capital ribera la plana mayor de Dirección General de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio con su directora Eva García Balaguer a la cabeza, flanqueada por todo su equipo del Servicio de Medio Natural, el gerente del consorcio EDER Abel Casado y la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tudela Olga Risueño. El objetivo de la rueda de prensa era tratar de acallar las críticas por las cortas a matarrasa en los pinares de Tudela.

Resulta cuando menos desconcertante escuchar al tripartito Tudelano, que tanto ha criticado la externalización de servicios públicos, apoyar vehementemente la subcontratación de la gestión forestal de nuestros bosques a una multinacional como SMURFIT KAPPA, auténtica depredadora de bosques y selvas amazónicas para convertirlos en embalajes no retornables y uno de los mayores responsables de las emisiones de CO2.

La mayor parte de la rueda de prensa se dedicó a argumentar lo que nadie cuestiona; los beneficios de los clareos de las masas de pinares, o el indudable valor de nuestras zonas esteparias. Cuando tomaron la palabra los representantes de Medioambiente del Gobierno de Navarra para argumentar los motivos técnicos de la matarrasa, se trató de engañar a la opinión pública para evitar confesar los verdaderos motivos para la eliminación de los pinares.

En línea con la intervención parlamentaria de la consejera, Ana Elizalde, se argumentó que “esos pinares no habían cumplido los objetivos iniciales” “Esas zonas no son potenciales de pino” “Esos árboles están estancados en su crecimiento y el hecho de quitar unos cuantos, no mejoraría los que quedan” “los pinos eliminados tenían diámetros menores de 15 centímetros”.

Las planas de Canrraso y Sta. Ana situadas a más de 400 m de altura con terrenos pedregosos son muy adecuadas para la formación de bosques mediterráneos. La evolución de esos pinares durante los últimos 26 años está perfectamente documentada en las fotografías aéreas del SITNA con un crecimiento progresivo dentro los esquemas normales para la especie. En el caso del pinar más antiguo de unos 65 años de edad, donde la competencia entre pies y la elevada densidad ralentizaba el crecimiento, una selección de pies y clareo hubiera sido suficiente para poner al descubierto un hermoso bosque de troncos retorcidos con una interesante vegetación de sotobosque. El porte de algunos de los ejemplares eliminados se puede verificar visitando las zonas y viendo los diámetros de los tocones que han quedado en el terreno. La extensión real de bosque eliminada se terminará conociendo, como dice el refranero; la mentira nunca muere de vieja. (Información en Facebook: Karrasko.Tudela).

Solo al final de la rueda de prensa durante el ruego de preguntas a los periodistas, cuando se salieron del argumentario pre-establecido, se reveló el verdadero motivo de las matarrasas; crear zonas esteparias consideradas por Medio Ambiente un hábitat más interesante que el pinar. “Podríamos quitar mucha superficie de pinar pero hemos decidido actuar en una pequeña superficie”. “Hay que volver a actuar esto no ha acabado”. “Esas zonas esteparias son las que de verdad tienen valor”. “Los pinares en esa zona no tenían valor”. “Por abajo de los pinos se veían sisallos y ontinas que si son interesantes”.

Existe un amplio consenso científico sobre la vegetación original en el valle del Ebro. El aumento de la población fue transformando nuestro paisaje, aumentando el tamaño de las estepas con el pastoreo y creando nuevos tipos de paisajes humanizados como la dehesa, en detrimento de los bosques originales de encina y pino carrasco. Amplias extensiones de la Ribera permanecieron durante siglos como dehesas de encinas donde pastaba la extinta oveja negra tudelana de raza celtibera. La toponimia relacionada con la dehesa es muy abundante en toda la Ribera de Navarra. En el caso de Tudela lo que ahora llamamos simplemente Montes de Cierzo hasta finales del siglo pasado se denominaba “Dehesa de Montes de Cierzo” como así lo atestigua la prensa local de principio de siglo o el propio Reglamento de Comunales de 1987.

¿Es la falta de extensión ocupada por estepas el verdadero problema para su conservación? El mantenimiento de las zonas esteparias al igual que las dehesas depende absolutamente de la actividad pastoril. Cuando se analiza la evolución de la cabaña ovina de Navarra se puede ver que solamente en los últimos 30 años se ha reducido un 40%. Con apenas un tercio de las ovejas que había a principios del siglo pasado, muchas estepas están ya evolucionando lentamente hacia una vegetación de matorral. Lógicamente estos cambios son muy lentos y pueden pasar inadvertidos. La reducción de la presión ganadera, lejos de ser un problema, abre una oportunidad para recuperar parte de la vegetación perdida en la Ribera durante siglos por una sobre explotación abusiva de nuestro territorio.

Urge la elaboración de un Plan Forestal para la Ribera, basado en rigurosos estudios científicos, consensuado con todos los grupos de interés y con los principales objetivos de:

• Luchar contra el cambio climático y la erosión

• Favorecer la recuperación de la cubierta vegetal autóctona perdida con los siglos.

• Establecer las zonas de conservación prioritaria para estepas donde se agrupen fincas no cultivadas para desarrollo de estepas con suficiente tamaño para ser eficaces como refugio de fauna y donde se pueda gestionar adecuadamente el pastoreo de forma controlada para garantizar la permanencia de esas estepas.

• Crear corredores ecológicos.

Rafa Sánchez Martínez