En algunas cenas con amigos, de las de 20-25€, no de las de 400€, siempre aparece la típica propuesta: “Existiendo la vergonzosa disciplina de voto ¿no sería suficiente con que en vez de 50 parlamentarios, se reuniesen los seis portavoces (uno por grupo) y que votasen de manera ponderada en función de los votos conseguidos?”.
Aunque no le falta razón teórica, esta propuesta tiene una grave deficiencia práctica: necesitaríamos contar con 6 súper-parlamentarios, con una gran capacidad de trabajo y gran preparación para poder fijar su posición en una gran diversidad de temas. Y de momento esas cabezas privilegiadas siguen trabajando en McKinsey, PwC o dirigiendo importantes compañías nacionales o multinacionales. Perfiles por tanto muy alejados de los que suelen frecuentar el número 1 de la calle Navas de Tolosa.
Pero sí que sería sensato, y sí que es una demanda social –de la que pocos hablan- elevar la ratio de representación parlamentario/habitante-. El parlamento navarro es proporcionalmente el más grande de toda España.
Cada navarro debe poner un billete azul de 20€ cada año para mantener a los inquilinos de la antigua Audiencia. Con un plan de reducción paulatina podríamos ahorrarnos, sin problemas, un tercio de los actuales parlamentarios, pasando de 50 a 33. Ni la democracia se resentiría, ni Sancho el Fuerte se removería en su tumba, ni la estatua de los Fueros se bajaría de su pedestal. Todo lo contrario. El Parlamento sería un órgano más competente. Porque es lógico pensar que en esos 33 supervivientes estarían los más preparados y mejor formados ¿o no?
¿Y por qué de esa demanda social se habla tan poco y cada vez que alguien lo hace es callado ipsofacto? Quizá porque los 17 colegas que tuvieran que dejar su escaño, amigos de partido, compañeros de ejecutiva, compartidores de carnet, miembros del club acuérdate-de-mi-cuando-estés-en-tu-phaeton, verían que las visitas a su perfil de Linkedin o de Infojobs iban a ser tan escasas como los goles de Osasuna en esta temporada pasada. Y no nos engañemos, ahí fuera hace frío.
Si se eliminaran esos 17 parlamentarios el Parlamento se ahorraría cada año 2 millones de euros. Vamos, que Yolanda podría sortear cada año, en el Día de Navarra, 20 apartamentos en Torrevieja de aquellos que regalaba Mayra Gómez Kemp en el 1, 2, 3… ¡Veinte! ¡Cada año!
Oiga Vecino, 2 millones de euros son un pastizal, y tanto no ganan nuestros parlamentarios… ¡Ah! ¿no?
La Comunidad del Vecino
