Opinión

Pescadito de amor

A veces, ocurren tragedias que nos hacen reflexionar acerca de muchas cosas. “Cosas” que solo se remueven dentro, en determinadas ocasiones, pero que sin darnos cuentan van dando forma a nuestra figura interior. El desarrollo de esa figura interior, no es sencillo ya que parte de ella es un cumulo de sentimientos y sensaciones a veces encontrados, como la impotencia, fustracion, sorverbia, cinismo, hipocresía.

Cuando por fin hemos dado forma a esta figura, que es nuestro carácter y personalidad, siguen ocurriendo cosas a diario atrocidades, injusticias, etc. que ponen a prueba la consistencia de esta figura. Quizás solo me cabe pensar que aquellas personas que son capaces de arrebatar la vida a un niño de 8 años no han empezado siquiera a formar esa figura interior. Son mentes desordenadas en el tiempo con un componente variable difícil de descifrar. La complejidad de una mente no estable para hacer el mal, es algo de actualidad facultativa.

Todos los que tenemos o hemos tenido hijos de esos años, podemos sentir en nuestras almas un aliento desgarrador. Desgarrador para con los padres, pero también para la sociedad que le rodea, al percibir que un niño feliz falta. No hay motivo, no hay justificación, no hay reflexión, para un acto de esta crueldad. La sociedad, el estado de derecho, el poder judicial, debe velar porque esto no se vuelva a repertir.Creo es la única manera de que nuestra figura interior no se desmorone y se vuelva a formar de otro material menos sensible. Los niños y las personas mayores, aquellos que son dependientes de alguna manera, los más indefensos, son los que debemos arropar y proteger. El estado de bienestar se crea primero desde la seguridad, seguridad para poder dejar que nuestros hijos salgan a jugar o volver solos a casa.

Esperemos, no solo que la justicia caiga con todo su peso, si no que esta horrible tragedia, nos haga reflexionar acerca de que marcadores son potenciales para evitar casos así. Mientras allí donde estés Gabriel cariño DEP.