Opinión

Navarra habla castellano

Dentro de los objetivos del nuevo gobierno en Navarra, siempre ha estado la introducción, promoción, difusión, y extensión del vascuence como lengua objetivo. Hemos visto como en el resonar del tiempo desde una oposición concejalista, han reivindicado estas “especialidades” sin conseguir gran impacto.

El análisis de la zona vascofona aplicado al sentido común es aplastante, si dejamos a un lado historia y temas políticos, el número de personas que hablan euskera en Navarra, es bajo, y la mayoría de ellos situados en los pueblos de la zona norte. Políticamente hablando, parece una bandera frágil de ondear y que el gobierno actual agita con fuerza. Los esfuerzos por imponer un sinsentido como una lengua minoritaria a nivel autonómico en cuanto a trámites administrativos y funcionales, supera todos los niveles de inconsciencia política y social.

Ante unos recortes en Navarra de Europa del 30% unas previsiones de acción pública nula, y una carencia total de personalidad en las instituciones funcionariales, defienden y promueven el gasto de algo no prioritario, como es el lenguaje del euskera. Se respeta y considera esencial conservar como legado de un pueblo, el mantenimiento de un lenguaje propio de aquí, pero solo hasta aquí. Navarra en la actualidad, se enfrenta a retos mucho más complejos que este, que suena a taberna de los 80. Quizas, ya comentamos estemos ante la pérdida no solo de un ciclo político de 4 años, si no de un ciclo (económico social) que es mucho mas grave. Es tal el énfasis,  que ahora el gobierno gasta en estudiar la inserción de la posibilidad de modificar la estructura administrativa Navarra para que opere en vasco.

Es de carácter preocupante, que las leyes no pasen una ITV en proceso acelerado, aprobar algo en política es relativamente fácil, la derogación de algo concedido, no tanto. De todas formas, no se logra  entender el empecinamiento de una acción que políticamente divide y socialmente crispa. Que por historia, el euskera se hablo en el norte de Navarra y en franjas determinadas, no significa que en la ribera y en la zona media se hable. De todos son conocidas, las ampliaciones de la zona vascofona para ciertas actuaciones  de promoción e implantación. Ahora los navarros, Navarra, debe centrarse en reconducir la política en varios departamentos a fin de controlar los gastos internos, reducir los impuestos, y generar un clima propicio para las inversiones.

Obligar, proponer a una empresa de la ribera o de la navarra media, que operen en euskera es, lo último. Es en análogo, como si un conductor tendría que saber leer en vasco, para poder conducir en Navarra. Intrigan y confunden los motivos políticos que pueden llevar a un gobierno accidental, a tomar estas decisiones tan potencialmente activas de controversia.

Solo queda una explicación, como dan por hecho su paso temporal en el gobierno dejar el poso de algo, que luego costara más o menos rebatir. Hay otro poso, el de la historia confundida, el de la verdad a medias, sobre los más jóvenes, que  puede desembocar en una confusión de identidad parecida o igual que la que sufre otra en la actualidad cierta autonomía.  En cualquier caso, buscar el confrontamiento de los navarros a costa del lenguaje que se use, me parece poco inteligente aun cuando la diferencia entre usuarios es aplastante.

Es de sentido común, que en el pensamiento de un navarro de la ribera o media en paro y con familia precisamente no está, el gasto de cantidades altas de dinero público, en el estudio de inserción del euskera en la administración, entre otras .Tampoco dado el panorama actual, este en un Navarro de la zona norte, que lógicamente prioritariamente quiere que su negocio sea impulsado y apoyado por la administración independientemente del idioma que use.

Lo que de verdad necesita el ciudadano Navarro es, estabilidad social y calidad de vida.