Opinión

Cayo Lara

He de comenzar diciendo que Cayo Lara no ha sido un político de mi devoción precisamente. Cuando fue elegido coordinador general de mi grupo político, Izquierda Unida, me pareció una buena persona pero de esas que carecen del punto necesario para atraer la atención del público.

Es algo que nos ha ocurrido a muchas personas que hemos estado y están en política, no hemos sabido o no hemos podido llegar a la ciudadanía en nuestros discursos o propuestas, porque nos ha faltado ese sentido que tienen los buenos oradores o las personas bien formadas en el ámbito social e histórico que hacen de un discurso un disfrute de sensaciones y convencimientos.

No ha sido mi caso evidentemente, y soy consciente de mis muchas limitaciones, ni es el de Cayo Lara. Pero he de reconocer que con el tiempo ha mejorado en su discurso notablemente.

En este momento no me trae a estas líneas la aptitud oratoria del señor Lara, como habrá comprendido el lector informado, sino la renuncia del coordinador general a presentarse a las primarias para elegir cabeza de lista de nuestra organización para las elecciones generales de 2015.

Vivimos momentos políticos importantes, desconcertantes y con puertas abiertas a cambios que pueden deparar una situación política completamente nueva e interesante.

Saber interpretar esta situación no es fácil por los dirigentes políticos al uso. Más bien alejados como parecen estar de la realidad, creen que todo lo fundamental se residencia en lo que hacen en sus parlamentos, ayuntamientos u otras administraciones públicas.

A diferencia de lo que hizo la dirección de IU a finales del año pasado y que a traído como consecuencia la irrupción de Podemos, creo sinceramente que Cayo Lara ha interpretado el vendaval político que se avecina. Ha decidido dar un paso atrás y espero que ello se deba a varias cosas que me adelanto a enumerar sin conocer las causas de fondo

Izquierda Unida antes de las elecciones europeas estaba en condiciones de ser una fuerza importante, electoralmente hablando, en el panorama político de la izquierda en la Cámara Europea, pero la realidad es que se truncó por el nacimiento de Podemos.

Izquierda Unida es una fuerza de propuesta y pelea desde su nacimiento, con programa sólido y representación política destacable que le hace ser referencia de la izquierda. Pero algo ha fallado para no ser el partido que recoja el descontento de muchos votantes de la izquierda. Esto por si mismo necesita de una reflexión.

La realidad es que tuvimos unos resultados claramente mejorables, por decirlo de algún modo.

La nueva realidad que se impone puede dejar a Izquierda Unida, a pesar de su buen hacer político, en una referencia política sin poder para condicionar la dura realidad de este país.

Creo que, con acierto, se ha dado paso a personas nuevas para tiempos nuevos, como Alberto Garzón y Tasio Oliver, que tienen un discurso netamente de izquierdas, con formas diferentes de decir las cosas, más cercanas y coincidentes con lo que la ciudadanía demanda.

Por tanto, y estando en cuestión algo tan deseado como difícil, la unidad programática de izquierdas para poder concurrir más unidos y lograr un cambio radical en las políticas de este país, creo que Cayo Lara decide sabiamente no presentarse a unas primarias.

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y hacer comprender a todos los dirigentes lo que nos jugamos desde la izquierda es fundamental. Para hacer políticas que favorezcan el camino al éxito, para hacer propuestas de listas municipales y autonómicas lo más unitarias posible, es necesario que mucha gente dé un paso atrás, porque pueden ser más un obstáculo que una ayuda en la búsqueda de la unidad de la izquierda.

En Izquierda Unida está haciendo ese trabajo Alberto Garzón; le deseo todo lo mejor en tan ardua y emocionante tarea.

Desde esta simple reflexión, le deseo política y personalmente lo mejor a Cayo Lara, que ha sabido interpretar la situación y se ha retirado discretamente de la carrera. Le felicito por su gesto personal.

Ana Figueras

Parlamentaria Foral de I-E