Opinión

Vejez y crecer

Tengo la sensación, de que sigo creciendo. En realidad, siempre he estado creciendo, con los baches lógicos producidos por las crisis en las que te embarras y tienes dificultad para salir del charco. Lo que nunca pueden faltar son las ganas de luchar, de salir de la situación. Se consigue salir además con enseñanzas, que servirán para el próximo tropiezo.

En la vejez se sigue creciendo en el juicio ponderado de todo. Todo se relativiza, aunque no quiere decir que se acomode en los problemas, sino que el enfoque es más reposado, pero la conclusión no tiene por qué ser más conservadora.

Es una etapa rica, reflexiva, sabia, si se ha pasado por la vida con los ojos abiertos, asumiendo los fallos; si se tiene la sensación de que se sigue estando “vivo”, con todo lo que implica: proyectos, responsabilidad como ciudadano, aceptación de lo que el futuro depare de irremediable; con conformidad, serenidad, capacidad de observar, de sintonizar con la naturaleza y con todos los seres vivos.

También nos queda, a mí al menos, la sensación de mirar con indulgencia, a veces después del cabreo que sentimos, a la serie de cretinos que pululan alrededor de los poderes políticos de turno. Aunque a veces puede más el cabreo que la indulgencia, porque su torpeza, prepotencia y avaricia, influyen en la vida de mucha gente.