Opinión

Terrorismo y Religión

El Parlamento foral está que se sale. Todos los grupos -a excepción en este caso de EH Bildu, al que a veces parece que le ha entrado la cordura-, ha acordado dar su apoyo al estudio del Terrorismo en las aulas. Una nueva ocurrencia fruto de lo malos que fueron los de ETA y bla, bla, bla.

Al parecer, la asignatura de Historia ha desaparecido de las escuelas y ahora es necesario adoctrinar con esta efímera materia, a falta del catecismo
de rigor, en pleno declive.

Como ocurre con la asignatura de Religión, que no se sabe qué pinta en el currículo académico y que ahora se haya en plena polémica al plantearse el incorporar, de pleno derecho, el Islam en las clases, estamos asistiendo a una nueva intervención  e interpretación política de la Educación, que ya ha convertido ésta en una cloaca inmunda.

Comenzaron eliminando las lenguas clásicas, el Griego y el Latín, dándolas por muertas, y ahora siguen en sus trece elevando a la categoría de asignatura el Terrorismo y la Religión, dos materias dignas de conocimiento, pero integradas, sin más, en unos planes de estudios que, evidentemente, no deberían salir ni de las Cámaras, ni de los Comités Ejecutivo, ni de los Consejos de Administración.