Opinión

La izquierda no desea gobernar

Se ha confirmado: la izquierda en este país competirá por el mismo espacio político en las elecciones generales del 20 de diciembre.

En estos momentos no es cuestión de buscar quién de los actores de esta tragedia es el protagonista del desgraciado final.

Y le llamo a la cuestión tragedia porque, teniendo a los mejores actores en escena, con cualidades importantes, como así lo considero por su inteligencia, capacidad de trabajo, sobrada preparación y, lo que es más importante, con ideas para poner en marcha, además de un alto grado de coincidencia en la necesidad de cambiar radicalmente esta tremenda situación político-económica, tragedia, como decía, porque no han sido capaces de llegar a un acuerdo.

Las consecuencias de esto se pueden adivinar con facilidad: poco o nada va a mejorar la actual situación respecto a recortes de derechos, a mejora de calidad de empleo, a elaborar una nueva Constitución necesaria para lograr el máximo acomodo de los diferentes pueblos de España, a inversión pública para garantizar derechos elementales, salud, vivienda, educación, investigación, dependencia.

Mi opinión ante tal irresponsabilidad es que Podemos quiere medirse sola en algunas plazas, por ejemplo Madrid, y, usando un símil taurino, quiere lidiar la faena cuerpo a cuerpo, sin lastres.

"Creo sinceramente que la izquierda en este momento no ha querido abordar con responsabilidad la idea de gobernar España"

 

IU ha dicho, teorizado y escrito tantas veces sobre la unidad de acción, unidad de la izquierda y todas las unidades posibles, que, cuando parecía tener todos los ingredientes para culminar la obra, no puede ponerla en escena por falta de actores.

No deja de ser curioso que estas dos organizaciones hayan sido capaces de dejar sus egos personales aparcados y hayan logrado esa unidad tan ansiada por mucha gente en las elecciones municipales y repiten en muchas grandes y medianas ciudades en Galicia y lo hicieron en Cataluña.

Creo sinceramente que la izquierda en este momento no ha querido abordar con responsabilidad la idea de gobernar España. De lo contrario, habría actuado con la sensatez que se le supone, dejando de pensar en su proyecto personal para pensar en nuestro proyecto común.

Solo ver el informe de Cáritas, que nos estampa en plena cara la durísima realidad de este país, merecería hacer otro esfuerzo. Merecería la pena insistir en otra forma de hacer política que esa a la que nos tiene acostumbrados el actual presidente, cuyo argumento más consistente es la utilización de vajilla, platos y vasos. Su estupidez es tan grande que ignora los derechos que asisten a sus conciudadanos.

Insisto, la unidad es difícil pero no imposible entre las izquierdas. Mi propuesta pasa por que ambos líderes –que sin duda lo son– den un paso atrás y busquen para encabezar esa candidatura a una persona de consenso, dentro del mundo del humanismo, de la filosofía, de la historia, del conocimiento, que falta nos hace y que los tenemos.

Sería grande que alguien de cualquiera de estas disciplinas presidiera este país. Porque hay momentos históricos en la vida política, hagamos que este lo sea. Busquemos a esa persona capaz de realizar una política del bien común.