Opinión

Haití, ha pasado un mes del desastre

Ha pasado casi un mes desde que Haití tembló por primera vez y desde ese fatídico martes, han sido muchos los momentos de pánico revividos por la población que ha conseguido sobrevivir a cada una de las réplicas que se han sucedido.

El horror que está viviendo Haití empieza a no ser noticia, se ha enquistado en nuestros medios otorgando a esa situación carácter de normalidad. Pero en Haití nada es normal, aunque sí cotidiano, incluso antes de los terremotos, y Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP) siempre ha sido consciente de ello.

Desde que en 1995 ACPP inició su trabajo en Haití, su estrategia ha sido siempre la misma: trabajar para que el país tenga una sociedad más fuerte y democrática, donde los derechos sociales de la población sean respetados y defendidos y en el que las necesidades básicas estén cubiertas universalmente. Desde 2008 trabajamos con fondos del Gobierno de Navarra en tres ejes: la reforestación, con el objetivo de mitigar el impacto de las inundaciones y tormentas tropicales; la mejora de la producción agrícola, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria, y el fortalecimiento de la sociedad civil, mediante la formación en la creación y la gestión de organizaciones.

Esta tarea nunca ha sido fácil y mucho menos en Haití, un país con altas tasas de endeudamiento, de corrupción y con un serio problema medioambiental, lo que lo ha convertido en el país más pobre de América y en uno de los más vulnerables del mundo. Esta vulnerabilidad ha hecho que los efectos de las continuas lluvias y ciclones se hayan sentido siempre con mayor dureza que en otros países de la región y la fuerza desproporcionada de los actuales terremotos, sumado a la debilidad de las infraestructuras, ha dejado un paisaje desolador.

Desde el primer momento, el equipo de ACPP en Haití (2 personas) y el de República Dominicana (4 personas) se ha puesto manos a la obra, primero para diagnosticar el alcance de la tragedia en la región del suroeste de Haití, donde ACPP está trabajando, y luego, tras la puesta en común con otros actores de la zona, para poner en marcha la maquinaria necesaria con la que poder dar respuesta a las necesidades de la población afectada por la catástrofe.

La ciudad de Jacmel, a 20 km del epicentro, se ha visto derruida en casi un 70% y el número de familias afectadas asciende a 8.000, lo que con una media de 5 miembros por familia, da un total de 40.000 personas.

Las muestras de solidaridad de la sociedad navarra, unidas al compromiso de distintas instituciones públicas y privadas, no sólo navarras, sino también españolas y de otros países de la Unión Europea, ha hecho que ACPP haya recaudado hasta el momento más de 600.000 euros. El Gobierno de Navarra ha aportado 30.000 € para esta emergencia, así como los diferentes centros educativos con los que colaboramos habitualmente.

Estos fondos están siendo transferidos paulatinamente a República Dominicana, donde se realizan las compras y el envío terrestre hasta la frontera de Pedernales de los suministros médicos, kits de higiene, tiendas de campaña, mosquiteras, mantas, ropa, alimentos o agua que nuestro equipo en Haití, junto con el resto de actores implicados, ha determinado como prioritario para cubrir las necesidades más urgentes de la población damnificada. El gobierno Dominicano ha puesto a disposición de las ONGDs y las Agencias de Cooperación Internacionales un buque militar con el que realizar el transporte marítimo desde Pedernales hasta el puerto de Jacmel. Una vez allí, un equipo de más de 200 voluntarios de la organización CROSE (ONG con la que trabajamos en Haití), se está encargando de clasificarlo y almacenarlo para, a continuación -con el apoyo imprescindible de la MINUSTHA (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití)-, realizar el reparto.

Poco después del primer terremoto, CROSE puso en marcha 3 puestos médicos de salud en los campos de refugiados de Wolf, Loge Maçonnique y Siloé, que están dando atención a unas 27.000 personas. En ellos se han ido distribuyendo los medicamentos y el material sanitario.

Este ha sido el trabajo realizado en estos primeros momentos, pero la situación sigue siendo crítica, las necesidades van en aumento. El periodo de lluvias acaba de iniciarse, hecho que incrementa los riesgos de epidemia y el peligro de inundaciones, repercutiendo a su vez en una mayor vulnerabilidad de la población en un futuro muy próximo.