Dos luceros se han posado
en el cielo de tu cara...
que cada vez que me miran
me hacen temblar el alma...
Un torrente de agua helada
se desprende de tu boca
cuando se sellan tus labios
negando que me aman...
En dos palomas al vuelo
se convertirán tus manos
cuando acaricien mi cuerpo
y me digan ¡¡Te Quiero!!.
¡¡Calla loca!!, me dicen
cuando a todas horas
repito tu nombre...
¡¡Calla!!, que ese hombre
ya tiene dueña...
Que no merece la pena
que por él te pierdas.