Después de reducir, reutilizar es la segunda erre más importante del consumidor ecológico. Al dar a los productos la máxima vida útil posible, además de generar menos residuos y menos impacto ambiental, los consumidores ahorran dinero. Algunas claves nos ayudarán a conseguirlo.
En primer lugar, es importante no caer en las redes de la publicidad agresiva, la que pone en valor lo “nuevo” casi de manera constante y por encima de todo. Esto supone en la práctica un consumo excesivo y un gasto innecesario de productos y recursos naturales. Debemos preguntarnos si lo que vamos a adquirir realmente merece la pena.
Alargar la vida útil
Cuanto más duran los productos, menos recursos se utilizan. Las opciones son muy diversas, desde el clásico uso del papel por las dos caras, hasta la actualizaciones de piezas del ordenador, del coche, etc., para que duren más. Asimismo, siempre que se pueda, es conveniente optar por productos de calidad, hechos para durar, y cuidarlos.
Cambiar los productos desechables por productos reutilizables, además de ahorrar dinero, es una práctica que evita un considerable impacto ambiental: envases de alimentos y bebidas, vasos, platos, bolígrafos, hojas de afeitar, toallas, bolsas de la compra, etc. pueden tener una vida más larga. Donar e intercambiar productos usados o apostar por revalorizar y adaptar productos usados son otras maneras de conseguir ser más sostenible ahorrando dinero.
