Tudela

Viajar en un globo aerostático es una experiencia inolvidable

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Hay muchas sensaciones que pueden recordar a lo que es subirse a un globo aerostático, pero ninguna va a conseguir ser la misma. Subir en ascensor, el navegar en un barco o en una piragua, son sensaciones similares que puedes llegar a imaginar cuando quieres pensar qué es lo que se siente cuando subes a un globo.

Cuando al final decides subirte a uno de ellos, sentirás cómo, de repente, empiezas a levitar y el viento te va dirigiendo hacia uno u otro lado.

Poco a poco ves cómo la tierra en la que hace unos instantes estabas pisando, se va alejando bajo tus pies. Conforme vas subiendo, se va respirando una mayor tranquilidad y la calma empieza a apoderarse de todos los presentes.

El viento empieza a llevarte de una forma ligera y suave por las inmediaciones de donde has despegado y el horizonte comienza a verse más claro y despejado. La altura que vas cogiendo te permite tener un campo de visión muy grande y admirar todo el paraje que te rodea, así como los pájaros que vuelan a pocos metros de donde te encuentras.

Cuándo volar en globo

No hay una estación concreta que determine cuándo es mejor volar, aunque si es cierto que en primavera u otoño, es más apetecible.

El factor lluvia complica mucho el vuelo.

Aunque posiblemente el factor que más determine las condiciones óptimas para emprender el vuelo sea el viento. Hay dos momentos del día especialmente buenos para poder disfrutar de las alturas, cuando el viento comienza a caer: en el amanecer y al atardecer. En estos momentos podrás encontrar las condiciones idóneas para volar, mientras que hacia las horas centrales tendrás más dificultades porque es cuando mayor viento hay por el calentamiento de la atmósfera.