La moda de las tabletas pareció desplazar por momentos la oleada protagonizada hace más o menos una década por los ordenadores portátiles. No obstante, ambos soportes guardan ventaja y funcionalidades que el otro no tiene y, en muchas ocasiones, es complicado elegir.
La tableta, mejor precio
Una cosa está clara. En lo que aprecio se refiere, el enorme rango de tablets puede ofrecer en el mercado modelos que no lleguen ni siquiera a los 200 euros y en los que la calidad mínima está garantizada.
Es complicado encontrar modelos apetecibles de ordenador portátil por menos de 400 o 300 euros, así que, para aquellos que vayan a darle un uso más enfocado al ocio, a la conectividad en redes o el acceso a aplicaciones, una tableta supone una opción mucho más rentable. Esta ventaja se acrecienta más aún teniendo en cuenta que los programas de ordenador, sobre todo aquellos de mayores recursos, tiene un precio elevado.
El teclado, punto a favor
Pese a que esta característica, además de la ligereza (pesan entre 300 y 500 gramos), hace a la tablet un compañero de viaje ideal, el ordenador portátil siempre jugará con la ventaja de proporcionar un teclado y, por consiguiente, una mayor comodidad para los usuarios que necesiten su herramienta para trabajar. A las tablets se les puede integrar un teclado como accesorio, pero no es ni de lejos igual de confortable que llevarlo incluido. Otra ventaja del portátil es la cantidad de puertos y entradas para conectar otros dispositivos, algo con lo que no cuenta la tableta.
