Viviendo la fiesta con...

Luis González ‘El Jabonero’: “Parece que las modas son cíclicas; si han vuelto hasta los vinilos, ¿por qué no puede volver el espíritu festivo de antes?

Nadie más todoterreno que Luis González para charlar sobre la esencia de las fiestas de Tudela. Humorista, cantante, actor... nada se le resiste a ‘El Jabonero’, nostálgico de otro tiempo.

IMG_4867
photo_camera Luis González 'El Jabonero'

Ya en el primer contacto visual, su figura, su gesto, destilan una vis artística que no tiene cualquiera. En su caso, ha demostrado con creces que talento le sobra. Para la música, para la actuación, ya sea en cine o en teatro, para el humor. Especialmente para el humor. No pocos dicen que podría haberse ganado la vida en el mundo del espectáculo pero, como él dice, prefirió saltar con red. Por esa razón ha trabajado durante más de tres décadas como empleado de banca y anteriormente ligado también al ámbito administrativo. “La bilis que tragas en esa profesión la sacaba luego sobre el escenario, me ha compensado mucho”, explica. Luis González ‘El Jabonero’ es, además, el prototipo de animal festivo, en el buen sentido de la palabra. Activo, conocedor de la fiesta y, sobre todo, un actor principal de la historia más reciente de los festejos por su implicación en momentos cumbre.

Quizás el más notable de esos momentos sea el Café-concierto de la Peña La Teba, una suerte de revista de variedades que durante más de 20 años llenó la programación de las tardes aglutinando a varias generaciones de espectadores, siempre fieles, siempre dispuestos a reír y disfrutar con aquel almanaque de farándula. “Es curioso que todo comenzase con una guitarra una tarde en La Teba”, recuerda. Así, improvisando, suelen surgir las obras más genuinas. Y el café-concierto lo era, sin ninguna duda. “Cada año nos íbamos superando e íbamos tomándonos más en serio la preparación del espectáculo. Al final se ensayaba, se planificaba de una forma prácticamente semiprofesional”, rememora. Este acto nació para llenar un hueco en el horario de las fiestas en el que todo se descompensaba. “Estamos hablando de los años en los que la corrida de toros empezaba a la ‘hora goyesca’, es decir, las cinco de la tarde. Entre el vermú, la comida y los toros existía un espacio en el que el espectáculo encajaba a la perfección”, recuerda.

Improvisación

Llegan memorias bellas, inolvidables. Artistas invitados: la Banda de Música, los Gaiteros, joteros, grupos de mariachis… todo empastaba. Siempre con el humor por bandera. “Allí se juntaba la gente más mayor, los adultos activos de fiestas que nos movíamos más y los niños que traían los padres porque no podían dejarlos en otro sitio. Al final, acabaron siendo unos espectadores más con el paso de los años”, destaca ‘El Jabonero’. Una anécdota da buena cuenta de la naturaleza improvisada de aquellas sobremesas. “Una vez, un señor que hacía espectáculo circense con aperos y maquinaria agrícola se presentó descargando sus cacharros en la peña porque alguien le había hablado del café-concierto. Y claro, le dejamos que actuase. Pero no estaba previsto en absoluto”, recuerda. 

TheJabonero

La última edición se celebró en el año 2004. “Aunque los últimos años hubo algo de fatiga, porque habíamos llegado a un punto en el que era complicado hacer muchos ensayos, el balance que hago es muy bueno. No podría decir que la que más, pero sí que es de las cosas que más he disfrutado en lo que a espectáculos se refiere. Más que por el contenido en sí, por lo que significó para Tudela y para sus fiestas. Fue una cita fija para muchísimas personas durante un periodo de tiempo importante, aunque no podría decir exactamente cuánto porque soy un poco enemigo de las estadísticas”, explica.

"No sé si con la que más de todas, pero sí que el café-concierto de La Teba es una de las cosas con las que más he disfrutado encima de un escenario, sobre todo por el sginificado que adquirió para Tudela y para sus fiestas patronales"

Con un espíritu similar al del café-concierto se desarrolló durante varias ediciones el espectáculo ‘Tudelanerías’, en el que el propio Jabonero deleitaba con sus chascarrillos intercalando el humor con las interpretaciones de la Escuela de Jotas, la Banda de Música, los bailes de los gigantes o los Gaiteros. En el teatro, el último gran éxito de Luis ha sido la obra ‘Conquista con quistes’ y, curiosamente, puede que muy pronto llegue una readaptación de los mencionados cafés-concierto de La Teba pero adaptada a los escenarios teatrales. “No es sencillo porque requiere muchos arreglos musicales y una adaptación a escena, sin tanta libertad de movimientos, etc... pero la propuesta está sobre la mesa y los gestores culturales de la ciudad están encantados con la idea. A ver si para el año que viene se puede realizar”, señala con ilusión.

Más allá de este inabarcable currículum artístico, al Jabonero también le ha dado tiempo en estos 25 años de testar lo genuino de las fiestas, a vivirlas desde dentro, no solo subido a un escenario. “Vivimos una época muy diferente  a la de los años 80 o 90, en la que han cambiado muchos conceptos de ocio”, recuerda con cierta nostalgia El Jabonero. “Hubo muchísimo tiempo en el que, para mí y otra gente, el 24 de julio se pulsaba el botón detonante de unos días únicos. De música, de jaleo, de cachondeo, desde el punto de vista de los festejos taurinos... Ahora, también por la edad, lo vivimos de otra forma y hay que adaptarse a los cambios, por supuesto”, señala.

¿Menos días?

Luis González, que se autodefine como hijo de la radio musical de los años 50 y 60, rememora los años en los que la música se daba exclusivamente en la calle durante las fiestas. “Yo he conocido estos días de Santa Ana sin música en los bares, que es un concepto bastante reciente. Por aquel entonces, cada vez que pasaba una charanga, aquello era como un maná. Salíamos y nos uníamos al baile, acompañando a los músicos hasta donde llegaran. Hoy en día a la charanga, salvo alguna excepción, se la contempla como un mero desfile musical, lo cuál es una pena. Tambien antes asistíamos a conciertos de mucho caché para la época, cuando ahora al artista de moda lo tienes todo el día en los altavoces del bar”, relata González.

"He conocido estos días de Santa Ana sin música en los bares; cada vez que pasaba una charanga, aquello era como el maná, todo el mundo se unía a ella y bailaba hasta donde llegase, mientras que ahora, salvo excepciones, se contempla como un mero desfile musical"

Para el artista tudelano, el instante más especial de las fiestas, el que siempre ha disfrutado más, ha sido el día 24 de julio, con el cohete y la explosión festiva que llega a continuación. “Es lo que más se disfruta, y eso que antiguamente la gente todavía trabajaba y la fiesta de verdad no empezaba hasta la tarde-noche. Pero hay momentos en ese día que son especialmente bonitos, como el desfile de los gigantes”, cuenta. El Jabonero recuerda las décadas de los 70 y 80, en las que el día de mayor afluencia de visitantes era el 25 y el 26 se consideraba más familiar. “Actualmente es complicado ver gente de Pamplona en Tudela, por ejemplo. 

En su opinión, las nuevas generaciones de jóvenes disfrutan de otra forma. “Para mí, lo mejor son los ratos improvisados, auquellos de los que tienes claro a qué hora han empezado pero ni idea sobre en qué hora terminarán. En ese sentido echo de menos la espontaneidad de antes. Ahora las cosas se dan mucho más hechas, más mascadas, en cuanto a los actos que hay en el programa, por ejemplo. También es necesario ver esto como una consecuencia de la evolución de las propias fiestas, de su formato”, explica.

González también considera importante, de cara a definir un modelo festivo en el futuro más próximo, “escuchar a sectores como la hostelería”. “Lo que la hostelería nos está diciendo es que, de día, trabajan mucho y generan actividad.

Paradójicamente, una de las reivindicaciones que durante muchos años apoyó Luis González, la de aumentar la cantidad de días festivos, parece revertirse en la actualidad según algunas voces. “La cuestión es que, antes, el ocio de la ciudad se limitaba a las fiestas. Por eso se luchó tanto por impulsar que se celebraran toda una semana. No existía nada. terminaban el día 28 de julio y te preguntabas: “Y ahora, ¿hasta el año que viene, qué?”. Pero hoy en día las cosas han cambiado de nuevo. Si no son las fiestas del resto del año, son las de los pueblos en verano, las de los colegios, San Queremos... hay un montón de alicientes y no es raro que se llegue a plantear el modelo anterior”, explica.

"Echo de menos la espontaneidad; a las nuevas generaciones de jóvenes se les han dado las cosas mucho más hechas, más mascadas en cuanto a los actos que hay o deja de haber en el programa"

¿Y en el futuro?

El Jabonero es de la opinión de que esa espontaneidad que echa de menos puede volver. “Es curioso, pero ahora se han puesto de moda los vinilos. El otro día leí un reportaje en el que se explicaba que la marca Sony había realizado una apuesta total por este formato. ¡Y yo aún tengo vinilos prácticamente intactos en casa! Parece que las modas son cíclicas. Si están volviendo los vinilos, ¿por qué no podría volver ese espíritu festivo de antaño?”, se pregunta González. “Dentro de 25 años no tengo ni idea de qué ocurrirá, pero espero que se le dé una vuelta a lo que ya está manido y más visto. Si no, ya no sé qué esperar... ¿marcianos en fiestas? Todo podría ser”, reflexiona aportando su toque de humor.