Tudela

El sol de primavera también quema

Con la llegada del buen tiempo de la mano de la primavera, uno de los hábitos que más protagonismo cobra tiene que ver con disfrutar de los primeros rayos de sol prolongados. Tras el invierno, el cuerpo pide aire libre y la compañía de la luz del astro rey para realizar todo tipo de actividades. Y aunque pueda parecer que el sol de primavera es menos ofensivo que el de verano, no hay concepción menos pertinente que esa.

Los melanomas o el envejecimiento de los ojos son sólo dos de los problemas derivados de una mala exposición al sol de primavera, ante el que se deben redoblar las precauciones. He aquí algunos consejos.

Mayor protección

Una de las causas por las que el sol afecta más a la piel en esta época del año tiene que ver con las defensas de nuestro cuerpo. Después del invierno, el organismo contiene una cantidad más baja de lo habitual de melanina, que es la defensa natural del cuerpo frente al sol.

Al haberse encontrado tapado durante muchas horas, nuestro cuerpo no ha sido capaz de generar la cantidad necesaria de esa defensa, por lo que es necesario ponerse mayor protección, ya sea de un grado más alto que el habitual o cada menos tiempo durante una exposición prolongada. También es necesario desterrar el mito de que la posibilidad de sufrir quemaduras es menor que en los meses estivales punteros, porque no tiene ningún fundamento. Las quemaduras también pueden llegar en mayo.

Después del invierno, el cuerpo no ha podido genrar la cantidad suficiente de melanina, que es la defensa natural frente al sol. Por eso es importante exponerse de forma progresiva y paulatina

 

Comenzar poco a poco

Además de subir el grado de protección -lo recomendable es que nunca baje de 40 sea cual sea nuestro tipo de piel- , los médicos y dermatólogos también recomiendan comenzar las exposiciones al sol de forma progresiva y controlada.Las sesiones deberán ser cortas y paulatinas y, a poder ser, deberán evitarse entre las 12 del mediodía y las 6 de la tarde, las horas de mayor riesgo por la fuerza con la que el sol cae hacia nosotros. De esta forma, nuestro cuerpo tendrá un mayor rendimiento a la hora de producir melanina y se evitarán problemas derivados como las quemaduras o las manchas en la piel.

Con respecto a las manchas, quienes más precuación tienen que guardar son las mujeres embarazadas. Usar cada vez que salgan un fotoprotector adecuado o incluso un gorro para evitar las manchas en la piel constituyen medidas que favorecerán su salud durante el periodo de gestación. Otras precuaciones como usar una buena crema hidratante después de la ducha o aplicar tónico por las mañanas también ayudarán, tanto a hombres como mujeres.

Atención con los ojos

Menos conocidos son los daños que el sol puede producir en los ojos. En muchas ocasiones, por tratarse de la primavera en lugar del verano, damos menos importancia a las gafas de sol. Sin embargo, es un error, ya que la exposición prolongada y el contacto permanente con el sol provocan un envejecimiento prematuro de nuestros ojos, lo cuál, en un futuro, puede derivar en cataratas.

Otro problema que en muchas ocasiones se produce por falta de información tiene que ver con los llamados 'catarros de primavera'. Aunque muchas personas los asocian al sol y a los cambios de temperatura, la causa principal es el contacto con virus que afloran con la llegada del calor. Así pues, esta es otra razón para minimizar las exposiciones primaverales al sol.

Por descontado, la primavera tampoco es una excusa para obviar otras consecuencias de una mala exposición, como pueden ser las insolaciones, las deshidrataciones o las bajadas de tensión. Si nos ponemos a hacer ejercicio demasiado fuerte al aire libre, el calor puede afectarnos y producirnos deshidrataciones inesperadas, ya que damos menos importancia a la hidratación cuando debiera ser la misma que en época estival. Toda precaucion es poca, por lo que beber incluso sin tener sed ayuda a mantener el cuerpo preparado.