Para muchos parece ser el método más simple de meter un gol, mientras que para otros supone demasiada presión. Y es que marcar un gol de penalti no es solamente cuestión de técnica, puntería o entrenamiento sino que también, o sobre todo, una cuestión mental. Eso porque desde el punto de penalti la ocasión para marcar es tan clara que un eventual error supondría un serio batacazo, al ser un desperdicio total en la economía de un partido y, a veces, de una temporada. De hecho, para algunos, las serie de penaltis que deciden una eliminatoria muy cerrada suelen ser una ‘lotería’, puesto que en estos casos cuenta más la suerte que otra cosa. Pero no es así, dado que evidentemente cuenta mucho la habilidad del jugador en chutar el balón o también la capacidad del portero de adivinar la dirección del disparo y pararlo.
Las tandas de penaltis son objeto de muchos análisis tanto a nivel técnico como a nivel psicológico. Una de las últimas y más concretas ha sido la del Ignacio Palacios-Huerta, un catedrático de la Facultad de Economía de Londres que ha querido analizar 1343 penaltis repartidos en 129 tandas para su estudio llevado a cabo en colaboración con Bwin. En este profundo análisis el dato más relevante es que la clasificación a la siguiente fase suele ser del equipo que empieza tirando. El porcentaje de victoria del conjunto que chuta el primer penalti es, de hecho, del 60,5%, lo que puede significar que a menudo ponerse en ventaja es una condición importante a nivel psicológico, puesto que a partir de este momento el equipo que empezó a tirar se siente más confiado y manda en el andamiento de la tanda.
De hecho, es importante evaluar el factor emocional a la hora de chutar un penalti que puede ser decisivo de cara a una eliminatoria. Según estos análisis, el acierto depende del tipo de penalti: si el gol hace ganar la tanda se suele marcar al 92%, mientras que si el fallo provocará la eliminación el porcentaje de éxito es solamente del 60%. Además, en el tiempo reglamentario se suele marcar el 85% de los penaltis, mientras que durante las tandas va a las mallas solamente el 76%. Eso quiere decir que el balón pesa mucho en las tandas, cuando todo ya es definitivo.
El acierto depende entonces más en la sangre fría y en la calma interior que en los entrenamientos disparando a portería. Y lo saben bien muchos equipos que han ganado títulos importantes en las series de penas máximas, como el Milán en la Champions 2003 o la selección italiana en el mundial 2006. Pero lo sabe muy bien también Roberto Torres del Osasuna, cuyo penalti de hace unas semanas fue el primero que Jan Oblak del Atlético Madrid paró este año. Porque desde los once metros, hay que pensar poco, es decir lo justo para marcar.
