El Rugby, ese deporte desconocido, o mal conocido para la gran mayoría, encasillado en agresividad y dureza, es todo lo contrario una vez que se conoce.
Un terreno de juego donde solo se oye Señor, Señor, cada vez que alguien se dirige al colegiado para cualquier consulta o comentario, habla y mucho, del respeto que se respira a su alrededor.
Cuando un contrario de 100 kilos viene hacia ti para placarte, y notas que chocas con un muro de hormigón y te levantas dolorido, solo pensando en seguir la jugada y conseguir tu propósito de avanzar unos metros, te hace replantearte qué es lo que pasa en el resto de deportes colectivos.
Cuando termina el partido y te juntas con el que casi te ha destrozado el hombro y compartes frutas y luego unas cervezas, da que pensar sobre los valores que transmite este deporte.
Los pupilos de Álvaro Calvo mantienen vivo el espíritu del Rugby en Tudela, junto con el resto de gente de Gigantes de Navarra, que luchan semana a semana para que pueda ser viable mantener una competición a la que asisten solamente familiares y amigos.
En definitiva, hoy se ha perdido, después del gran partido jugado el pasado 24 de febrero ante Ibero CR con victoria 24 a 19, pero el Rugby sigue vivo en la Ribera.