Tudela

Un hombre al campo arraigado

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Después de la jubilación

Corrían otros tiempos, en los que las prioridades más inmediatas apremiaban. En la España de la posguerra, el DNI no importaba si se trataba de ayudar a sacar los cuartos para la economía familiar. Eugenio Miramón Jiménez fue uno de esos niños que desde bien jóvenes tuvieron que remangarse la camisa. En su caso, el destino fue el campo. Ahora, a sus 82 años, aquella historia de necesidades ha encontrado un reconocimiento más que dulce, ya que la Peña El Frontón le rendirá un homenaje como el Hortelano Popular 2013.



Eugenio Miramón, casado con Isabel Carcavilla Sáez, es hombre de campo . Dejó la escuela a los 13 años. "Éramos muchos hermanos y la familia necesitaba ayuda para poder procurarnos el sustento", recuerda con lucidez. "Me bajaron a la huerta, y hasta ahora". Lo que se acabó convirtiendo en una afición supuso también una vía de trabajo para sus hijos. Miramón se sincera. "Cuando vivimos años duros con el tema de la droga, compré unos robos de tierra para que faenasen allí y no salieran demasiado. Teníamos mucho miedo en aquellos años".

Cultivar y cuidar su propio huerto supone una tradición en la familia de Eugenio. Pese a trabajar como camionero desde los 30 años hasta la jubilación, siguió yendo a la huerta. Por si fuera poco, uno de sus hijos adquirió un terrenito para que su padre tuviese dónde poder dar rienda suelta a su pasión una vez retirado del mundo laboral. Lo dice todo con una frase. "Si no tengo el campo, de verdad que estaría ya muerto, porque no sé qué haría sin bajar al huerto todos los días".



'Todos los días' no es ninguna exageración. Por la mañana, llega temprano y se va a las diez. "Por la tarde, después de la novelica de las 17.30, vuelvo y estoy casi hasta que se hace de noche", recalca. En su huerta se planta y se cría de todo un poco. "Crío todo lo que me dé la tierra, sin excepción", asegura, aunque a Miramón le gusta destacar los guisantes frescos y las habas. Huelga decir que el tomate también es producto estrella en sus cultivos. De hecho, el cocinero Luis Salcedo, chef del Restaurante Remigio, es un enamorado de sus plantaciones tomateras conforme se acerca San Juan, a finales del mes de junio.



Miramón también ha sufrido como otros agricultores las consecuencias de un invierno durísimo y una primavera muy atípica en lo climatológico. "Un día, cuando fuimos a ver qué tal estaban los tomates, la tierra estaba tan mojada por el diluvio que casi no podíamos ni sacarlos. Y yo no soy de los que va al huerto y se queda parado, ¿eh? Este año no valen mas que las patatas", explica con sentido del humor.



Pero no sólo de las verduras y las frutas vive el homenajeado. Pese a que reconoce que lleva un par de años en los que "no sale tanto", las fiestas guardan momenticos muy especiales para él. Uno de ellos es la procesión de Santa Ana, durante la que protagoniza un instante muy emotivo. "Le canto a la patrona con una nieta desde un balcón a la altura de Castel-Ruiz", cuenta. El próximo 27 de julio, será a él a quien agasajen con jotas en su honor.