Tudela

Susana Ruiz: “La diabetes no es ningún obstáculo para grandes retos deportivos”

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Cuando a Susana Ruiz Mostazo le diagnosticaron diabetes siendo una niña, su mundo cambió de forma radical. Esta tudelana de 33 años, afincada en Basauri (Vizcaya) desde los 20, afronta retos deportivos relacionados con el montañismo y la aventura para demostrar que su enfermedad no es un obstáculo a la hora de lograr grandes metas. El 6 de febrero (19:30 horas) contará su experiencia en la librería Letras a la Taza.

“Me dijeron que caminase, que tenía que hacer deporte pero que caminase. Y una niña de 11 años se aburre andando”, cuenta rememorando los primeros años en los que tuvo que convivir con la diabetes. Para Susana, hay algunos médicos que recomiendan acertadamente a los diabéticos que practiquen deporte pero les dejan “un poco solos” a la hora de asesorarles sobre los cuidados que deben tener en cuanto a alimentación o los límites a los que pueden llegar. “Cuando salía a andar por la vía verde, tenía pánico. Llevaba conmigo una mochila llena de azucarillos por temor a una hipoglucemia y no disfrutaba nada”, cuenta.

"La gente cree que no, pero necesitamos las mismas calorías que un no diabético para subir un monte"

Esa frustración de adolescente -practicó sin mucho éxito baloncesto y gimnasia de mantenimiento- y esa falta de información médica la llevó a investigar por su cuenta. “Quería demostrar que la diabetes no puede ser un freno para hacer deporte, para grandes retos. Con un control cuidado, herramientas adecuadas y disciplina todo puede hacerse”, afirma. Desde entonces y hasta ahora, ese es su cometido: divulgar su experiencia y motivar a personas para que cumplan sus sueños.

Los ‘techos del mundo’

Su primer gran reto fue intentar el ascenso al campo base del Everest, en otoño de 2013. “Antes de plantearme esto, había hecho bastante montañismo en el País Vasco y la Transpirenaica. Quise ir más allá y ligar mis retos a la investigación sobre la diabetes y su incidencia en el cuerpo del deportista. Contacté con varios laboratorios y me hicieron caso”, cuenta. La llegada al campo base del Everest se quedó finalmente en tres cimas próximas, el Gokyo, el Chola Pass y el Kalapathar, ésta última de más de 5.500 metros de altitud.

La experiencia resultó positiva y, a partir de ahí, Susana contó su aventura a lo largo y ancho de España en diferentes asociaciones de diabéticos. Los retos seguirían surgiendo, gracias a que las pruebas en colaboración con los laboratorios eran satisfactorias. “En 2014 hicimos un trekking y kayak por Groenlandia y el año pasado alcanzamos la cima del Kilimanjaro, el techo de África”, cuenta.

"Antes de intentar nada, es imprescindible controlar la diabetes en nuestra rutina diaria"

Susana deja claro que, antes de nada, “estos retos no se pueden llevar a cabo si la diabetes en la rutina diaria no está controlada”. “Controlar nuestra hemoglobina es fundamental”, cuenta, añadiendo que “se ha de aumentar la carga de esfuerzo al hacer deporte de forma progresiva y controlando muy bien los niveles de glucosa”.

Un ejemplo que ilustra lo valioso de sus retos e investigaciones se remonta a las fechas previas a su primer reto en Nepal. “Cuando le pregunté a mi endocrino qué barritas energéticas podía tomar, me contestó que me tomase un trozo de pan. Esa respuesta no vale”. “Por eso empecé a probar por mi cuenta y a demostrar que es posible hacer todo lo que he hecho. La gente cree que no necesitamos las mismas calorías que los no diabéticos... ¡pero necesitamos las mismas!”, insiste. En agosto de 2016 le espera el Elbrus, el techo de Europa.