Villafranca

Los hombres trabajan más en casa si sus mujeres tienen sueldos más altos

Si algo caracteriza a la familia española al inicio de la segunda década del siglo XXI es su creciente diversidad. Los nuevos y distintos patrones constituyen un 'caleidoscopio' en permanente transformación que ha hecho añicos el modelo tradicional basado en el matrimonio imperante casi todo el siglo XX. Unos nuevos modelos que los españoles aceptamos cada vez con más naturalidad, según constata el estudio de FUNCAS, Fundación de Cajas de ahorros, titulado 'Familia en transformación' e incluido en 'Panorama social 10'. Un buen número de expertos analizan los nuevos patrones familiares y sus singularidades.



Alcanzan conclusiones tan llamativas como que a mayor nivel de ingresos de la mujer, el reparto de tareas caseras se hace más igualitario en la pareja. Que mientras que las mujeres se 'masculinizan' en el mundo laboral, los varones no se 'feminizan' en las labores domésticas. También que la tasa de fecundidad se aproxima ahora a la media europea, o como hemos considerado durante los años de bonanza el ladrillo como la mejor inversión familiar, cuando la bolsa duplicó con largueza sus beneficios en el mismo periodo.



Si en 1994 apenas un 6% de los ciudadanos equiparaba las parejas de hecho o las familias monoparentales a las tradicionales, en 2004 este porcentaje se elevó al 34%. Un 74% era partidario de la convivencia al margen del matrimonio y un 79% defendía el divorcio como la mejor solución para una pareja incapaz de resolver sus problemas. Un grupo que además dejó de vincular mayoritariamente hijos y matrimonio como fórmula idónea para construir una vida feliz. Una opinión que mantienen sobre todo los varones jóvenes, no casados, con nivel de estudios e ingresos elevados y residentes en núcleos urbanos.



La creciente igualdad entre hombres y mujeres es un gran avance de la última década. En 2008 la mujer se ha incorporado al mundo laboral de pleno, de modo que un 72% de las mujeres entre 20 y 49 años que conviven en pareja y tienen hijos trabajan a tiempo completo. Pero sigue habiendo sombras, ya que la colaboración del varón en casa está en función el nivel económico y educativo de la mujer. El reparto de las tareas es más igualitario en las parejas en las que la mujer trabaja y tiene un nivel de ingresos más alto.