El descenso de las temperaturas y el molesto viento que se levantó el lunes en Tudela marcaron el desarrollo de la que es una de las fiestas con más tradición y arraigo en la ciudad: el Cristo. Una romería en la que, pese a todo, tomaron parte cientos de vecinos que no dudaron en desplazarse hasta las inmediaciones de la ermita que lleva este nombre para merendar las tradicionales culecas. La Orden del Volatín se encargó de repartir 650 de estos bollos dulces con huevos duros en su interior entre los estudiantes que, previamente, habían obtenido un vale en sus colegios, así como 800 balones. Por su parte, la hermanad del Santo Cristo de la Santa Cruz, cumpliendo con la tradición, vendió almendras y panecillos bendecidos.
La jornada se completó con un espectáculo de títeres que volvió a hacer las delicias de los más pequeños, mientras que los chavales prefirieron escalar y divertirse en los montes cercanos.
