Tudela

En Navidad también es posible compatibilizar comida y hábitos saludables

Langostinos a la plancha, pavo a la castaña, merluza con almejas, solomillo de ternera con salsa de hongos; y de postre, pasteles, pudines, mazapanes, polvorones y, por supuesto, turrón. Celebrar la Navidad junto con amigos y familiares conlleva el consumo de manjares que, por muy sabrosos que sean, pueden traducirse en algunos kilos de más. Sin embargo, no hay por qué preocuparse, ni privarse de paladear los dulces que a uno más le gusten. La clave para comer de todo sin riesgo de sufrir sobrepeso, una indigestión o una depresión por eliminar las tentaciones está en compensar los excesos.

Los dulces típicos de estas fechas, entre cuyos ingredientes destacan azúcares y grasas, no figuran entre los más saludables y equilibrados aunque, si el consumo es moderado y se adapta a las especificidades de cada persona, no tiene por qué ser eliminado de la dieta durante unos días tan especiales.

Costumbres saludables

Sin embargo, no nos engañemos; hay que tomar medidas para contrarrestar los excesos. Una comida típica de Navidad implica una ingesta de calorías muy superior a la habitual (unas 700 calorías por encima de las cantidades diarias recomendadas por las autoridades sanitarias), pero no hay que asustarse. Por ejemplo, si después de comer damos un buen paseo y compensamos los excesos del mediodía con una cena muy ligera y con un menú normal el día siguiente, este aporte extra de calorías no se traducirá en mayor peso.

Otro buen consejo de cara a estas fechas es mantener los hábitos saludables adquiridos durante el resto del año. Por un lado, no conviene saltarse ninguna comida, ni siquiera el desayuno posterior a una opípara cena. Eso sí, conviene que ese desayuno sea frugal, para compensar el exceso de calorías, pero suficiente como para que lleguemos a la hora de la comida sin ansias de comer.