Hispania Nostra alerta de que hasta ocho monumentos del acervo cultural riojano corren grave peligro de desaparición y de no actuar, lo que ahora son ruinas pronto se convertirán en polvo. El último incluido en esta lista es la Iglesia de Luezas Ese es la nota a pie de página que incluye de forma implícita la 'lista roja' que periódicamente elabora Hispania Nostra. La asociación, dedicada desde su nacimiento en 1976 a «salvaguardar y poner en valor» el patrimonio nacional, ha renovado el catálogo de elementos patrimoniales sometidos a riesgo de destrucción, alteración o incluso de desaparición que suman ya 411 en toda España. La actualización no trae buenas noticias para La Rioja, y a las siete piezas que hasta ahora se incluían sobre las indicaciones de entidades y particulares acaba de añadirse una más: la iglesia de la Asunción que acoge la localidad de Luezas, en el corazón del Camero Viejo.
La deficiente conservación del templo se empareja con la que ya adolecen el Palacio de Inestrillas, en Aguilar del Río Alhama; la ermita de Yerga, situada en Autol; la de Orzales, datada en 1808 y perteneciente al término municipal de San Vicente de la Sonsierra; la ermita románica de San Martín de Leza (Leza del río Leza); la iglesia de la Asunción de Santa María en Cameros perteneciente al ayuntamiento de San Román; la Iglesia del Dulce Nombre de María (también denominada Santa María la Blanca) en Torremuña; y uno de los monasterios más antiguos de la comunidad como es el de San Prudencio de Monte Laturce. El diagnóstico es similar en todos los casos: riesgo de expolio, hundimiento inminente, abandono, desplome parcial...
La Consejería de Cultura toma nota de la advertencia de Hispania Nostra, pero con matices. «Lo que no se incluye es todo lo que ha hecho La Rioja en favor del patrimonio en los últimos años, que es mucho», asegura el director general del ramo, José Luis Pérez Pastor. Partiendo de que la 'lista roja' «se conforma con criterios dispares», entiende que ni éste ni otro informe extraoficial deben marcar los ritmos de la Administración. Una tarea, afirma Pérez Pastor, que se guía por criterios como el nivel artístico del monumento, las posibilidades técnicas, la urgencia de la actuación, la población donde se emplaza, el presupuesto requerido y, sobre todo, el interés del propietario al que obliga la Ley. «En el caso de Luezas -apunta- es el Obispado y, por ahora, no hemos recibido ningún requerimiento por su parte».
Para avalar el énfasis de la Consejería de la recuperación patrimonial, Pérez Pastor apunta una cifra de inversión (tres millones el último año) y líneas que van desde la convocatoria de la orden de ermitas al convenio con la Diócesis o la aportación autonómica al 1% Cultural. «Conocemos la situación y, si procede, se actuará», concluye.
