Tudela

El de regalar, es buen camino

En algunos foros se habla y se propugna el trueque como algo novedoso y a potenciar, como si en la vida moderna, o en la urbana, alejados de las necesidades y de lo más elemental, esta forma de realizar transacciones fuera algo sorprendentemente efectivo y civilizado. Recién inventado y, sólo por ello, plenamente provechoso.

Sin embargo, en esta tierra nuestra, en este espacio que compartimos, siempre se ha dado, y se sigue dando, la vieja fórmula de regalar o entregar de corazón lo que se tiene, sin pedir nada a cambio, simplemente por la satisfacción del provecho mutuo que esta actitud genera, y que recíprocamente recompensa el gesto cuando se da la ocasión.

Por poner el más común de los ejemplos, resulta a buen seguro ejemplar observar cómo, nuestros más laboriosos hortelanos, reparten entre amigos y conocidos los frutos del campo que, en plena campaña, la maduración simultánea de demasiados productos a un tiempo superan el autoabastecimiento de una economía tan elemental y rural como necesaria, de modo que la saturación que provoca la recolección invita a repartir sin dilación el trabajo de la tierra.

Éste es, sin duda, un buen camino para aprovechar los alimentos que nos brindan sus conocimientos y nuestro entorno, y supone una tradición de generosidad que en estos tiempos, per se, ha de ir a más.