No fue casualidad que representantes de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Tudela estuviesen presentes en el debate sobre la iglesia de San Nicolás y la zona vieja de Tudela organizado por la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo. En una abarrotada sala del Palacio Marqués de San Adrián, tomaron buena nota de las necesidades que, a juicio de los ponentes, requiere el barrio para tener un futuro mejor.
Los arquitectos José Ignacio Zuazu, Miguel Carasusán y Fermín Margallo, junto a la técnico Amaya Zardoya, el economista Javier Navarro y el abogado urbanista Jesús Mari Ramírez aportaron, desde sus respectivos campos de trabajo, propuestas e ideas que dibujaron un parecer común. Que el Casco Antiguo "necesita una regeneración".
Jesús Mari Ramírez fue muy tajante en ese sentido, y glosó el término "regeneración urbanística". "Si somos autocomplacientes, el Casco Antiguo se morirá pronto. La crisis nos ha enseñado que la ciudad que se expande y se expande no es la mejor ciudad", resaltó.
José Ignacio Zuazu coincidió con él en que "hay que ir más allá de los tecnicismos y hablar de regeneración, porque el barrio necesita actividad". "Estamos asistiendo a la muerte de la ciudad europea y de sus cascos históricos", explicó.
Fermín Margallo y Amaya Zardoya, por su parte, destacaron que Tudela debe potenciar más aún el patrimonio que alberga su casco histórico. "Le debemos protección", resaltó Zardoya. Margallo, por su parte, señaló que existen muchos pequeños gestos para potenciar su imagen, entre los que destacó el "dar más visibilidad a las rutas histórico-culturales y mejorar la señalización", dijo.
Javier Navarro insistió en la necesidad de fomentar la participación ciudadana. "En esta mesa, en cinco minutos, han surgido ya más ideas que en muchos años sin generar debate". Miguel Carasusán destacó que en el Casco Antiguo existe "una zona cero a la que no ha llegado la rehabilitación" y también coincidió con Navarro. "El urbanismo moderno se hace así, decidiendo entre todos", dijo.
