Rincón de Soto

Un año más, Rincón de Soto honró a San Antón

Multitudinario Encendido y reparto de patatas.

San Antón en Rincón de Soto, 2019 - 2
photo_camera Familiares y amigos del mayordomo, Iván Pascual Medrano

Todos los rinconeros sienten que San Antón es uno de los santos más queridos y con mayor arraigo en el pueblo. Tal vez a ello contribuya que cada año sea una persona distinta el mayordomo encargado de representar a la Cofradía de San Antón de la localidad y junto a su familia y amigos vivir la fiesta desde dentro. Antiguamente a todo esto se le llamaba “servir a San Antón”. La propia palabra lo dice, ya que, cada año, el cofrade mayor, durante las semanas previas a la festividad, se dedica en cuerpo y alma a su santo. Es, de este modo, como se valora, realmente, lo que significa organizar todos los preparativos que conlleva la tradición sanantonera, sintiendo al mismo tiempo, desde la máxima responsabilidad porque todo salga bien, pero, también, disfrutando de todos y cada uno de los momentos divertidos que comporta. La intensidad con la que el mayordomo y su entorno viven la fiesta permite intensificar lazos de unión entre la misma familia y los amigos. Pues bien, exactamente, estos sentimientos de unión, de convivencia, de disfrute, de arraigo es lo que ha vivido estos días Iván Pascual Medrano y todo su entorno, ni más ni menos que la peñita Tótem. Todos, independientemente de su manera de ser, han tenido algo en común, el apoyar a un amigo, a un hijo, a un hermano, a un marido, primo o sobrino, del que destacar su generosidad, porque hace veinte años atrás, como dijo en una entrevista los días previos, sintió, animado por un amigo cofrade, la necesidad de vincularse a la Cofradía, honrar a San Antón y mantener viva la tradición. 

Los veinte años a los que se refería Iván, aun siendo cofrade joven, es un fiel reflejo de que el tiempo pasa para todos y, aunque las formas de vivir cambien, como el dron que sobrevolaba la Hoguera Mayor para grabar el Encendido y que reflejan los tiempos modernos actuales, lo que no cambia es la manera de vivir y de sentir a San Antón entre los rinconeros. Como decía el párroco Miguel Ángel ayer, en la Misa Mayor, San Antón es un santo que simboliza la humildad, la caridad o la ayuda al más necesitado. Y un poquito de toda esta religiosidad, que fundamenta la Iglesia católica, se pudo vivir entre todos los que formaron la fiesta durante esta semana.  

Todo esto, para muchos que no conozcan la tradición sanantonera de Rincón, pueden resultar más o menos bonitas palabras, pero es así como se vive nuestra fiesta, ya que de otro modo no se entiende que unos cuantos jóvenes de la peñita Totem formasen parte de la Aurora, que a las seis de la mañana de ayer comenzaba un largo recorrido de dos horas cantando por las calles rinconeras o que otra parte se dejase ver por misa, con el propósito de sacar al Santo a la calle de manera decidida. 

Todos el que más y el que menos contribuyó a que, un año más, la fiesta de San Antón perdure en nuestro pueblo. Y que seguirá así por mucho tiempo lo demuestra la tendencia que llevamos los últimos años, puesto que cada vez somos más en la cofradía. Si el 2018, se cerraba con dos nuevas incorporaciones, 2019 se ha abierto con cuatro cofrades nuevos, tres de ellas entre ayer y hoy, 18 de enero. 

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Con respecto a la evolución de la fiesta, el multitudinario encendido con los canticos tradicionales a las 12 del mediodía, dio lugar a un día de mucho ambiente en las calles, en parte explicado por la localización de la Hoguera Mayor en un sitio tan céntrico como en el cruce entre Avenida de La Rioja y la calle Doctor Alfaro. 

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El rato del mediodía se amenizó, a propuesta del mayordomo y sus amigos, con juegos populares para los más pequeños, puesto que, desde el colegio de la localidad se dejó como día festivo. Los niños pudieron disfrutar del juego de la rana, la sogatira, bolos, etc. y entre las sorpresas estaba los dos cubos llenos de merengue en el que los más pequeños debían meter la cabeza para poder hacerse con el triunfo. 

La caridad de San Antón, un año más, se simbolizó con el popular reparto de patatas asadas ofrecidos por la Cofradía y que atrajo a la mayor parte del pueblo e, incluso, personas de localidades vecinas conocedoras de la tradición. Este año se volvió a aumentar la cantidad de patatas hasta los 850 kilos.

La fiesta duró hasta bien entrada la noche, aunque esto no sea nada nuevo para la peñita Tótem que acostumbra a trasnochar. 

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Ya en la madrugada del 17 de enero, festividad de San Antón, a las seis de la mañana, la campanilla anunciaba la Aurora. Unas treinta personas combatieron el frío para cantar acompañadas de guitarras por las calles de Rincón. Al terminar, a las ocho de la mañana, un chocolate bien calentito reconfortaba a todos los auroros. 

Los actos puramente religiosos, ya con la parroquia de San Miguel como escenario, comenzaban a las 12 con la bendición de los animales, seguido de la misa y la procesión. 

Procesión de San Antón

Los “vivas a San Antón” se sucedieron a lo largo de los dos días de fiesta, en todas y cada una de las hogueras del pueblo. Como no podía ser de otra manera, en la propia Hoguera mayor pero, también, en cada hoguera de amigos y vecinos, o en todas las calles que recorrió la aurora de madrugada. Así es como se despide San Antón 2019, dejando en la retina de muchos, especialmente en la de su mayordomo y su gente, recuerdos y experiencias imborrables que perdurarán para siempre.

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