Tudela

Abel Casado, Gerente del Consorcio EDER: “EDER tiene que recuperar su papel, pero son los propios consorciados quienes han de buscar sus objetivos estratégicos”

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Abel Casado, economista tudelano, trabaja como nuevo gerente del Consorcio EDER desde este 17 de octubre. Los retos son numerosos

Este lunes el despacho de la gerencia del Consorcio EDER estrenó nuevo inquilino. El economista tudelano Abel Casado personifica la etapa de cambios y nuevas inquietudes de la entidad, cuyo equipo buscará recuperar el papel de dinamizador de una Comarca fuertemente azotada por la crisis. “Pese a que el punto de partida es malo, la expectativa en la Ribera es buena por las potencialidades y las posibilidades que tiene. Ahora hay que trabajar juntos para colocarnos en una buena posición. Si no lo hacemos nosotros, serán otros quienes lo consigan”, señala.

De momento, algunos cambios después de la refundación de EDER lucen ya a la vista de todos. Por ejemplo, el inicio del trabajo en confeccionar un GIS (Sistema de Información Geográfica) que aglutine toda la información útil y demandada por inversores a la hora de asentarse en la Ribera. “Toda esa información estaba, pero dispersa. Es un trabajo de I+D”, afirma Casado. O, en el aspecto más asociativo, la reciente entrada en EDER de los sindicatos representantes de la agricultura y la ganadería.

¿Con qué sensaciones afronta Abel Casado esta nueva etapa en un puesto de tanta incidencia?

En primer lugar, lo afronto como un reto profesional por la situación en la que se encuentra la Comarca. Venimos de un periodo de crisis en el que todavía estamos inmersos, que ha afectado al empleo y a las empresas. Por otro lado, es un reto personal, porque fui uno de los impulsores de este Consorcio hacia el año 1994, con gente que incluso nos ha dejado, como Julio Mazo o Javier Martínez, ambos de la Cámara de Comercio. EDER tiene que afrontar su futuro como se lo planteó, con un trabajo conjunto entre instituciones, agentes económicos y agentes sociales. Parece que es algo que en los últimos años se había olvidado.

¿Por qué cree que perdió EDER esa vocación inicial de la que habla?

Puede ser por un poco de todo. La crisis apareció de repente tras un periodo de ‘vacas gordas’ en el que el Consorcio sí supo aprovechar su efectividad como lobby territorial y liderar proyectos emblemáticos como la Vía Verde del Tarazonica. Cuando vives esos periodos favorables, es normal bajar la guardia. Por otro lado, está el cambio. Todo cambia. El concepto de vida que tenemos, las características de las empresas, el hacer de los ayuntamientos... siempre hay que adaptarse a la realidad cambiante y EDER ha seguido funcionando con un Plan Estratégico diseñado hace 20 años.

¿En qué ha consistido ese cambio sobre el terreno?

A nivel conceptual tiene una explicación. Se ha pasado de tener un planteamiento competitivo, de competitividad en territorios, porque se pensaba que era la mejor manera de generar desarrollo y bienestar, a un planteamiento colaborativo. Este nuevo paradigma busca más un impulso no tanto desde la competencia sino desde la cooperación. La Ribera demográficamente es limitada y sus fuerzas se agotan. Por eso, cuando has conseguido el despegue, es necesario asociarte con tus vecinos. Ese ha sido el cambio principal, aunque también existe otro y muy importante, más reciente. Hoy en día, el desarrollo está ligado al conocimiento y a la  innovación, algo que la Unión Europea está valorando mucho a la hora de apoyar proyectos.

Últimamente se habla de crear sinergias con La Rioja baja, con la zona de Borja, Ejea, Tarazona o Ágreda y Ólvega...

¿Los vecinos son solamente los que geográficamente son próximos?

Esos lo son, pero no exclusivamente. Cuando hablamos de nuestros vecinos también podemos referirnos a quienes se encuentran físicamente más lejos pero con quienes compartimos intereses comunes y de cuyas experiencias y conocimientos podemos beneficiarnos. Se trata de subir la asociación un nivel para arriba.

"Los ayuntamientos deben tener claro que hay problemas que no van a solucionar solos, pero sí con un trabajo colaborativo a nivel de Comarca"

"Solemos hablar de turismo, energías renovables e industria agroalimentaria como motores, pero el sector de la construcción tiene un potencial interesante si se adapta a las nuevas demandas de eficiencia y sostenibilidad"

¿Puede ser que en los últimos años haya habido un exceso de ‘municipalismo’? Es decir, ¿que cada uno haya mirado más hacia adentro?

Puede ser, pero tampoco tengo una medida de eso. Desde luego que el reto inicial de EDER no ha cambiado. Y ese no es otro que, manteniendo el sentimiento propio de cada consorciado, aunar esfuerzos en una estrategia común. Está claro que esa colaboración no ha funcionado en los últimos años y por ello hay que dejar clara una cosa a los ayuntamientos: que a veces hay problemas que se resuelven con un trabajo colaborativo, asociándose con el de al lado, y no actuando solos. De todos modos, quizás esa tendencia se ha dado por que no les ha quedado otro remedio. Por eso, no creo que el camino sea el victimismo. La crisis nos ha dejado indefensos, pero ahora es el momento de arreglarlo.

¿Cuál va a ser la piedra angular del Consorcio EDER en esta nueva etapa?

En estos momentos hay que poner encima de la mesa la colaboración. Ahora no hay un Plan Estratégico de Comarca, sino una estrategia de desarrollo local participativo para captar fondos. Como he dicho, el Consorcio sigue pensando en un Plan Estratégico que se hizo hace 20 años, que se llegó a ejecutar en parte, pero que servía para la realidad de aquel momento. La Ribera necesita ese plan nuevo o, al menos, unas líneas estratégicas que les permitan conseguir sus objetivos.

Y ahí entra el papel de Consorcio EDER.

Sí, pero dejando clara una cosa. EDER tiene que recuperar su papel, ser una herramienta para los consorciados... pero los propios consorciados son quienes deben confeccionar sus objetivos estratégicos y engarzarlos con toda la batería de fuentes de financiación a las que puedan acceder.

Siempre se habla del turismo, las energías renovables y la industria agroalimentaria como los sectores que impulsen la zona.

Esos tres son claves, por varios motivos, pero hay otro sector que en mi opinión tiene mucho que aportar en la Ribera: el de la construcción. Es un sector que ha cometido errores y que tiene la capacidad de adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad. Recuerdo que hace años un amigo mío decía que había que embaldosar toda la Bardena para solucionar la crisis. Precisamente ese fue el error de la construcción, el querer urbanizar todo el campo y dinamitar la oferta de vivienda.

¿Y cómo debería enfocarse ahora ese sector?

Tenemos un gran patrimonio urbanístico que demanda una apuesta por la rehabilitación. Edificios de los años 50, 60, 70 u 80. En esas viviendas viven muchas personas y hoy en día se presentan necesidades de eficiencia energética y adaptación a una población envejecida. Esa rehabilitación es una necesidad y un deber. Ahí existe un ámbito de trabajo que hace la construcción un sector interesante. Si tenemos en cuenta que ha sido un sector económico fuerte, que ha habido tejido empresarial y que hay una gran parte de personas en paro que ha formado ese sector, tenemos un ámbito de desarrollo importante en la Comarca.

"Al Gobierno de Navarra le tenemos que mostrar que la Ribera es clave para el desarrollo de toda la comunidad, pero nunca cayendo en el victimismo"

Y en cuanto a los otros tres sectores mencionados, ¿hacia dónde deberían mirar?

El agroalimentario debe seguir siendo una apuesta por tradición, por el reconocimiento que tiene y por la visibilidad que da a nuestra tierra. El de las energías renovables generó un desarrollo antes de la crisis y tenemos la suerte de que hemos sido capaces de formar personal específico y además genera I+D. Tiene futuro por delante.

En el caso del turismo, podemos decir que es el gran esperado. La Ribera cuenta con recursos únicos en materia turística, especialmente su riqueza gastronómica y la presencia de un entorno como las Bardenas. Los recursos complementarios son importantes, pero, por ejemplo, patrimonio tiene todo el mundo, así que sería más efectivo un esfuerzo en proyectar lo que nos diferencia del resto. Por eso, creo que la Comarca adolece de un plan de turismo, de un proyecto que ordene nuestros recursos, que especialice, y que haga que nuestro patrimonio se pueda saborear y no sea sólo de postal.

Y también creo que existe un quinto sector, que es el social. No hemos sabido dar respuesta al reto que supone la inmigración o al cambio de una población que envejece y es cambiante. En ese sentido, es un sector estratégico no por competitividad, sino en términos de garantizar la calidad de vida y el bienestar.

¿Cómo espera que sea la relación con el Gobierno?

Con Gobierno de Navarra tenemos que seguir buscando visibilización. A nivel de Comarca y a nivel de estrategia, mostrándoles que somos claves en el desarrollo de toda la Comunidad. Pero nunca siendo victimistas.