Corella

"A ver si algún día me dejan tirar el segundo cohete"

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Amable, atento, agradable y sincero. Pocos adjetivos se ajustarían tanto para definir a una de las personas más emblemáticas de Corella. Prudencio Catalán ha dulcificado todas las generaciones corellanas con las chucherías que vende desde hace hace 37 años en una esquina de la Plaza de España.



¿Cuántos años llevas 
vendiendo chucherías?

Llevo desde el 1 de agosto de 1976. Aunque desde crío, desde 1973, ya vendía unos polos que yo mismo hacía con unos vasos de Danone y el palillo de Junco, que ahora me meterían un palo... (suspira). Vendía hasta 100 polos, subían al Rosario, hasta el segundo piso y allí los compraban a 4 y 5 pesetas, dependiendo de quiénes fueran. Y así, hasta el 76.



¿Cuántos días al año trabajas?

Hasta 1995 trabajaba unos 100 días, porque como éramos los campaneros, metía el carrillo en la Iglesia del Rosario y como hubiera entierro, misa o algo, ya no podía sacarlo. Desde que nos cambiamos ya de casa, trabajo más o menos unos 220 días, de lunes a domingo y siempre, en función del tiempo. En invierno estoy de 15,30 a 20,30 horas y en verano, 15,30 a 21,30 horas, salvo que haya cine que entonces estoy hasta las 12 de la noche.



¿Has trabajado en algún otro pueblo que no sea Corella?

La semana de fiestas de Cintruénigo me la paso entera allí. Llevo ya 37 fiestas, una más que en Corella. Porque como las fiestas de Cintruénigo ya han pasado y las de Corella aún no han llegado... (ríe). ¡A los corellanos les ganan los cirboneros! (aclara sin parar de reír).



Con tanto trabajo, 
¿conoces las vacaciones?

Sí, sobre todo, en invierno, que no pego golpe. Pero porque dependo mucho del tiempo.



¿Cómo haces para aguantar el frío en invierno?

Con ropa se consigue todo. Es un secreto, pero ¿cómo creéis que cuido la línea? El frío, a parte de conservar, adelgaza.



¿Cómo vives las fiestas?

Trabajando de 10,30 a las 23 horas, si el tiempo no lo impide. Llego a meter hasta 100 horas entre todos los días.



¿Qué es lo que más vendes en estas fechas?

Pipas y refrescos.



¿Qué clientes se portan mejor?

Yo me quedo con los chiquillos, me encantan.



Con tantas fiestas vividas, ¿te ha pasado alguna anécdota curiosa?

En los Paseos (Cintruénigo), en 1992 pasaron cinco vacas por delante de mi carrillo, mientras yo me escondía detrás. Y en Corella otra vez, pero era sólo una vaca.



¿Tienes algún otro trabajo?

Llevo apuntando las temperaturas de todos los días desde 1980. Y cuando no estoy, lo hace mi hermano o algún amigo. Los guardo y ya han publicado varias cosas con todos estos datos.



Un mensaje para estos días.

Que pasen felices fiestas, que compren mucho y que no llueva. Y a ver si algún día me dejan echar el segundo cohete, que me haría mucha ilusión.