Fitero

72 años detrás del mostrador

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Fue uno de los primeros establecimientos en dar a conocer los beneficios de algo tan nuestro, como es el espárrago, fuera de Navarra. Y es que a lo largo de sus 72 años de historia, la tienda conocida antiguamente como Ultramarinos La Purísima ha sido la encargada de proveer a los hogares del Casco Viejo de todo tipo de alimentos.

Conocida por tener especias de calidad, por haber vendido bacaladas de 13 y 15 kilos que se detallaban a cuchillo (ahora vende alas de bacalao, que son más asequibles), por disponer de sal gorda a granel especialmente demandada para hacer la matanza, macerar olivas e incluso para descalcificar cafeteras, en la actualidad dispone de una variada gama de productos en los que la calidad está garantizada.

El establecimiento, ubicado en la calle Caldereros y dotado de un olor característico en el que se funden los diferentes aromas de los productos que en él se venden, fue regentado en sus inicios por el matrimonio formado por María Hernández Aguarón y Tomás Santos Gracia. Sin embargo, desde hace varios años es su sobrino Emilio Santos Burgaleta quien se encuentra detrás del mostrador. Mucho han cambiado los tiempos desde que Santos se hiciera cargo de la tienda y recuerda con nostalgia cómo antes todo se vendía a granel (legumbres, detergente...) e incluso los huevos se adquirían por unidades. Lo que para él no ha cambiado ha sido la relación con los clientes, relaciones que Emilio Santos cultiva día a día y valora gratamente. Consciente de esta complicidad y en deferencia con sus vecinos, Santos indica los precios de todos sus productos en euros y pesetas