Cintruénigo

Un encierro pasado por agua

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T radición, emoción y riesgo. Es lo que rodea a la ceremonia de la traída de las vacas por el Río Alhama de Cintruénigo. Una cita ineludible para los vecinos de la villa -y para cientos de riberos- con la que da comienzo la cuenta atrás que marca el inicio de las fiestas patronales de la Virgen de la Paz.

Y es que este peculiar encierro viene a rememorar la forma en que, antiguamente, llegaban las vacas a Cintruénigo para participar en los festejos patronales. Al no haber camiones, las reses se conducían desde las ganaderías -solían estar en la zona de Alfaro- hasta la localidad ribera campo a través, por el río Cañete y la Serna. Al frente de la manada iban los pastores de la ganadería, montados a caballo, que eran los encargados de conducir las reses. “Las personas mayores siempre nos han recordado cómo se traían las vacas por el río y cómo aquello se convertía en una fiesta”, explica Adolfo Navascués, alcalde de Cintruénigo. Con el paso de los años y los avances en materia automovilística, esta tradición se fue perdiendo, hasta que hace aproximadamente 20 años, y de la mano del entonces alcalde Carlos Chivite, comenzó a realizarse una suelta de vaquillas por parte del recorrido de antaño.

El domingo día 2

Ahora, en vez de salir desde Alfaro, su frenética carrera comienza a orillas del río Alhama, en la zona del Medidor. En ese punto, numerosos vecinos esperan a las reses y se encargan de conducirlas a través del cauce del río hasta las calle Fraile para, posteriormente, alcanzar los corrales de la plaza de toros. Un recorrido aproximado de un kilómetro que es seguido con gran interés por cientos de personas. Y si peculiar es el discurrir de las reses, no lo es menos los lugares desde donde se sigue este encierro. Así, los días previos a la traída de las vacas -siempre se celebra el domingo anterior al comienzo de las fiestas- los vecinos colocan remolques, tractores y furgonetas alrededor del río. Una decisión espontánea para la que no hay que pedir permiso al Ayuntamiento que, además de proporcionar a sus ocupantes la mejor panorámica del acto, actúa de barrera a orillas del río. Y es que el discurrir de las vacas no siempre es el que uno quisiera y, en más de una ocasión, ha habido algún percance durante la traída, desde embestidas y tropiezos por el desnivel del terreno a caídas de árbol -hay quienes se decantan por seguir el acto desde las alturas-. “Los primeros años se escapaban mucho las vacas, pero ahora está controlado a través de un dispositivo. Además, se ponen vallas metálicas en la zona por donde se solían salir, principalemente el entorno del puente y la zona de la Rueda”, comenta el alcalde.

A las seis de la tarde y sin una duración prederteminada -en ocasiones se ha prolongado durante horas y, en otras, apenas ha durado 15 minutos- se celebrará el próximo 2 de septiembre la Traída de las Vacas por el Alhama. En esta ocasión, ocho reses de la ganadería de Pedro Domínguez serán las protagonistas de este trepidante encierro en el que el arte de los corredores se demuestra encauzando a las vacas en el recorrido correcto.