Tudela

Una Ribera estancada en busca de revivir

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Una comarca con gran peso demográfico en Navarra pero mucho más afectada por la crisis que otras zonas del territorio foral y con un 10% menos de empresas sobre su suelo industrial en un lapso de seis años. Es el dibujo que traza con precisión y un extenso trabajo de campo el informe ‘Propuestas para el relanzamiento del empleo en la Ribera de Navarra’, presentado la pasada semana por la Asociación de la Industria Navarra (AIN) y la empresa EIN. El documento, que realiza un exhaustivo análisis socioeconómico, ha sido elaborado en colaboración con la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER) y pretende ser una guía de referencia para ‘revivir’ el desarrollo económico en la comarca.

El estudio muestra que el estancamiento económico ha hecho mucho más daño en la Ribera en comparación con las medias porcentuales de Navarra. La recesión afectó a toda la comunidad foral pero especialmente al área más meridional de la región, debido a factores como la marcha de grandes empresas o la caída de un sector que se erigió durante años en auténtico motor de desarrollo, el de la construcción.

Paro registrado

La evolución del paro en la comarca, según los datos que presenta EIN en la parte del encuadre socioeconómico, dibuja un aumento del paro registrado del 154,87% entre 2007 y 2014, el lapso de tiempo analizado en el informe. El porcentaje es superior al del global de Navarra (121, 49%). En 2007, el paro registrado en la Ribera representaba el 15,32% de toda Navarra y en 2014 este porcentaje había ascendido al 17,63%. La habitual denuncia o reivindicación que señala al aumento de la brecha territorial se sustenta en datos reales.

Por subzonas y términos municipales, existen porcentajes notablemente altos de aumento del paro registrado desde 2007 hasta 2014. Es el caso de Tulebras (aumento del 400%) Fitero (220,59%), Buñuel (214%) o Cintruénigo (191,46%). Las poblaciones que menor, aunque notable, ascenso de porcentaje muestran son Barillas (42,86%), Fontellas (89,66%) y Fustiñana (96,67%). Tudela se queda en un 154% de aumento.

Índice de paro

La evolución de los índices de paro, que ponderan el número de personas ocupadas en relación a la población activa, resulta también muy significativa en el periodo de 2007 a 2014. A nivel comarcal, el porcentaje prácticamente se triplica hasta 2013, pasando del 5,60% al 15,19%. Como muestra, destacan los aumentos de la tasa de desempleo en Fitero, que pasa en seis años de un 4,97% a un 20,33% de índice de paro, o Cascante, que pasa de un 5,56% en 2007 a un 17,34% en 2013.

No obstante, una pequeña puerta a la esperanza se abre en líneas generales con la evolución de estas tasas de en el tramo del último año analizado. Prácticamente todos los municipios (hay excepciones como Castejón o Barillas) y las áreas interurbanas que delimita el informe el estudio vieron reducidos, aunque muy levemente, sus tasas de desempleo a 1 de enero de 2014. En el cómputo global de toda la Ribera, la tasa pasó de un 15,19% en 2013 a un 14,08%. Sin embargo, la evidencia de la brecha territorial continúa latente analizando la estadística del índice de paro, que en la Ribera supera con creces la media de Navarra (11,52%).

Contratación

Los datos de contratación recogidos en el informe expresan dos tendencias significativas. La primera, que la incidencia de nuevos contratos es muy dispar dependiendo de cada zona geográfica. Así, en 2014, los centros de trabajo de las empresas radicadas en la Ribera tudelana formalizaron un total de 36.589 contratos laborales, una cifra que resulta ser un 6,5% más elevada que la que se obtuvo ocho años antes, cuando el número de contratos formalizados que se registraron ascendió a 34.361. Por zonas, esa media ofrece las ya mencionadas variaciones. En el Alhama (Cintruénigo, Corella y Fitero), las contrataciones se redujeron una quinta parte en ese lapso de tiempo. En otras zonas, como el Queiles (Cascante, Barillas, Ablitas, Tulebras, Monteagudo), se incrementó en un 32,7% en el periodo de referencia. A nivel municipal, los descensos más acusados en la contratación se dan en Fitero (-30,6%) y Milagro (-30,5%), mientras que destaca el aumento de la contratación en Fustiñana (150%) o Cadreita (54,5%).

La segunda tendencia acerca de la contratación tiene que ver con la temporalidad, predominante en los nuevos contratos de los 7 años analizados en el informe. Así, el documento resalta que de los 30.418 contratos temporales registrados en 2007 se ha pasado a los 34.777 registrados en 2014. El aumento de la contratación temporal en el periodo de crisis ha supuesto un incremento del 14,3% y ha sido una realidad común en la totalidad de los municipios que integran la Ribera, con la excepción de Fontellas.

En cuanto a la división sectorial de los contratos, el informe muestra que, a 1 de enero de 2014, el sector servicios ha sido el principal motor de generación de empleo, aglutinando el 56,2% de los contratos. Le siguen la industria (25,4%) y la agricultura y ganadería (12,9%), que es el sector que más aumenta desde 2007, especialmente en la zona del Queiles.

La cara menos amable de la incidencia sectorial en la economía la protagoniza, cómo no, el sector de la construcción, cuyo drástico descenso en contratación se hizo notar en las cinco subzonas en las que el estudio divide la Ribera. A nivel comarcal, el sector pasó de de 7.477 contratos en 2007 a 1.998 en 2014, lo que supone un descenso del 73,3%. El peso específico de la construcción en la contratación laboral a 1 de enero de 2014 es sólo del 5%.

Perfiles ‘en apuros’

El informe, a través de entrevistas a los denominados ‘informantes clave’ (personas de sector público y privado con conocimiento y relevancia en la comarca), dibuja los cuatro perfiles de ciudadanos más vulnerables tras la etapa clave de la crisis en la Ribera.

Uno de los señalados es el rango de mayores de 50 años sin cualificación o con poca cualificación, la mayoría de ellos procedentes de industrias y sectores que cayeron de forma muy agresiva, como el alabastro, la construcción o la industria textil. Otros de los espectros subrayados de forma generalizad son el los jóvenes menores 25 -30 años con baja cualificación y el de los jóvenes menores de 25-30 años con elevada cualificación que en su mayoría se marchan a otras comunidades autónomas y a Europa. Los inmigrantes y las mujeres también aparecen en esta lista de ‘perfiles en apuros’, pese a su integración en sectores como el agroalimentario, especialmente en épocas de campaña, porque se basa mayoritariamente en la temporalidad.

Un 13% de empresas menos con respecto a 2007

Sin contar a las empresas que están dadas de alta como empleadas del hogar, el tejido empresarial ribero se ha visto afectado desde 2007 hasta 2014 de manera notable. El encuadre socioeconómico elaborado por EIN muestra que, en concreto, a 1 de enero de 2014, en la Ribera había registradas 2.677 empresas, 393 menos que a comienzos de 2007, lo que supone una reducción del 13%.

No obstante, el de 2014 no se trata del pico más bajo de todo ese periodo, puesto que en 2013 el número de empresas registradas en la comarca era de 2.635. Ese pequeño repunte es uno de los datos que gener algo de esperanza. También hay otros indicadores que rezuman algo de optimismo, como el hecho de que el 25,8% de las empresas entrevistadas afirman encontrarse en la actualidad en un proceso de crecimiento.

Las cinco líneas de actuación que propone el estudio

El documento que se presentó la pasada semana en la sede de la AER no se queda en el simple análisis objetivo, sino que da un paso más allá. La parte del trabajo que ha correspondido a la Asociación de la Industria Navarra (AIN) presenta una batería de cinco líneas de actuación que sirven como una base de trabajo para fortalecer y reactivar la economía en la comarca.

Cultura de comarca

La primera de ellas diagnostica una necesidad de reforzar la cultura de comarca, la identidad subregional, a través del fomento de la ‘imagen de marca Ribera’. Según Silvia Díaz, consultora de Estrategia e Innovación de AIN, el impulso al asociacionismo, la interacción con la ciudadanía o el fomento de la colaboración entre el sector público y el privado son claves para posibilitar este refuerzo.

Competitividad

La industria agroalimentaria y el sector metalmecánico aparecen como los llamados ‘sectores maduros’, es decir, ámbitos de actividad económica de gran peso a nivel comarcal pero que, según la visión de los entrevistados en el informe de EIN y AIN, precisan de un impulso competitivo a través de políticas de transformación, innovación y generación de valor añadido. Los emergentes como el sector logístico se antojan también estratégicos, así como el del turismo, aunque “de manera complementaria” y no “como el motor principal del que viva la comarca”, según Díaz.

Emprendimiento

Uno de los puntos flacos que resalta el informe tiene que ver con la generalizada falta de iniciativas de autoempleo o emprendimiento en la Ribera. Así, el diagnóstico pone encima de la mesa la necesidad de “crear una cultura emprendedora”. Uno de los canales que se presenta como capital es la introducción de  capacidades y competencias desde la educación en las escuelas. También se pide que las administraciones locales y regionales redoblen sus esfuerzos en el apoyo a los emprendedores, sobre todo en la fase de consolidación de los proyectos de autoempleo. “Muchas veces se vuelcan en la fase de creación, pero luego los emprendedores no tienen un asesoramiento a posteriori”, afirma Díaz.

Formación

El estudio pone de manifiesto la necesidad de las empresas y de las administraciones de invertir en formación. Una formación que no se limite solamente a las competencias sino también a las actitudes. Adaptar la formación a la demanda del tejido empresarial también aparece como un objetivo destacado y además subyace un aspecto interesante: el de apostar por programas de recualificación para personas afectadas por ERE o para desempleados con muy baja cualificación o cualificaciones obsoletas. Por añadidura, se insiste en fomentar la formación dual para los jóvenes.

Dinamización

Por último, la implicación social y ciudadana a través de los planes comarcales es uno de los puntos remarcados como positivos para el relanzamiento esperado en la Ribera.