Este pasado martes la Hermandad de los Ballesteros de la Santa Cruz, una asociación religioso militar que se fundó en Cintruénigo para defender la población de los delincuentes y salteadores procedentes de los vecinos reinos de Castilla y Aragón, celebró con todo el boato la fiesta de la Cruz de Mayo.
Al punto de la mañana los auroros cirboneros acompañados de los mandos y miembros de la Hermandad recorrían las calles del pueblo entonando la aurora de la Cruz de mayo. A las 12:15 horas, los 60 componentes de la Hermandad quedaban citados en casa del capitán José Luis Pérez Garbayo donde la tarde anterior se había plantado el mayo, un chopo de 12 metros que asomaba por encima del tejado de la casa del capitán. Tras pasar lista salían desfilando hacia la iglesia parroquial pasando en formación por el centro del pueblo. Abría la comitiva el abanderado y sargento José Antonio Trincado, y ordenando las dos filas iba el alférez Manuel Chivite. La comitiva la cerraba el capitán que iba acompañado por el teniente Santiago Rández.
Una vez en el templo se iniciaba una procesión portando cuatro miembros de la Hermandad el Cristo de la Vera Cruz hasta la zona de Los Paseos donde tenía lugar la bendición de los campos, regresando posteriormente a la iglesia donde tenía lugar una celebración religiosa presidida por el párroco Santiago Jiménez. Finalizada la misa desfilaban nuevamente al compás del tambor hasta el complejo de las piscinas municipales donde tenía lugar la tradicional comida de este día consistente en 22 kilos de alubias blancas cocinadas al fuego de leña en 22 pucheros, acompañadas de 40 kilos de aceitunas majadas y unos cogollos de lechuga.
Finalizada la comida tenía lugar el traspaso de cargos cesando el capitán, y el resto de mandos ascendiendo un puesto, entrando como nuevo sargento Sergio Fernández Jiménez. Cabe señalar que este año entraban dos nuevos miembros Javier Salvatierra y Miguel Ayala en sustitución de sus respectivos padres que causaron baja voluntaria.
