Fustiñana

El umbral de las treinta Behobias

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Participar por primera vez en la Behobia-San Sebastián es ya un reto para muchos. Normalmente, quien prueba repite. Pero hacerlo durante 30 años es propio de atletas de otra pasta, más aún teniendo en cuenta que el grueso de los participantes de la prueba son aficionados. Es el caso de Ignacio Pradilla, que desde 1984 ha sido de la partida en esta popular carrera.

El pasado domingo 9 de noviembre, en la 50 edición de la media maratón guipuzcoana, Pradilla terminó con un tiempo de 1h43 minutos y superó el umbral de las 30 ediciones terminadas. 1984 fue el año de su debut. “Acabarla ya es un logro en ese momento, es en lo que piensas”, rememora.

Santiago Izquierdo, mentor

Hasta que decidió probar suerte en la mítica carrera vasca, este vecino de Fustiñana de 59 años se había fogueado en crosses y pequeñas pruebas de los municipios de la comarca. “Íbamos a correr a Mallén, Cortes, Cintruénigo... en aquellos años empezó a celebrarse también la Joya de Fustiñana”, explica, recordando que comenzó a correr con 26 años.

Fue otro paisano, Santiago Izquierdo, quien le influyó para que se plantase en la salida de la Behobia por primera vez. “Santiago hizo mucho por el deporte en el pueblo, pese a que vivía en Pamplona. Entranaba mucho e intensamente y nuestro reto siempre era correr tan rápido como él, pese a que era mayor que nosotros. A raíz de esos ‘piques’ nos animamos a probar suerte en la Behobia-San Sebastián, relata.

Su primer tiempo fue 1h30 minutos. Nada desdeñable para un debutante. Más allá de los registros, en los que el corredor se fija casi por instinto, Pradilla reconoce que la principal fuente de motivación de esta carrera es su popularidad. Eso se traduce en un apoyo popular de grandes magnitudes. “Hay muchísimo público, te jalean, te animan... la sensación que se tiene cuando corres rodeado de gente aplaudiéndote es única”, señala.

Su mejor recuerdo es el año en el que paró el crono en 1h17 minutos en meta, su mejor registro de siempre. Los momentos malos son más difusos, y tienen que ver con el calor, un factor climático que, como reconoce, “puede con él”. Una de las claves para seguir corriéndola ha sido el empuje de una localidad como Fustiñana. Cada domingo, salimos 15 ó 20 personas a entrenar. Eso se mantiene porque hay afición”, dice.

No está convencido del todo pero tiene la corazonada de que volverá a correr. Su consejo para los debutantes es claro. “A alguien que se animase le diría claramente que se olvide del reloj, que disfrute la carrera y que no se cebe con el ritmo. Cada uno tiene su nivel y no debe traspasarlo”, sentencia Pradilla.