Cintruénigo

Carta de dimisión de Adolfo Navascués (PSN)

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En el último pleno celebrado en el ayuntamiento de Cintruénigo, la alcaldesa Raquel Garbayo y el concejal Gregorio Francés vertieron sobre mi persona y sobre los miembros del grupo municipal socialista, todo tipo de faltas de respeto, insultos, falsas acusaciones de apropiación indebida, falsificación de documentos, de irregularidades fiscales y de realizar tratos de favor. Ese tipo de conductas las soportamos ya la legislatura anterior estando en el gobierno. Pese al acoso y derribo, hicimos cosas muy importantes para Cintruénigo, entre otras, limpieza de gravísima corrupción, sacar de la quiebra ecónómica al ayuntamiento e importantísimas inversiones bien gestionadas y sin coste para el pueblo.

Pensábamos que con la terminación de la legislatura y conseguido el tan deseado poder por su parte, estos comportamientos y manifestaciones inadmisibles se acabarían, dando paso a un debate normalizado y respetuoso sobre los temas de interés general. Creímos que podríamos ejercer nuestra labor de oposición de una manera digna y desde el respeto.

Opinábamos que con una mayoría clara de apoyo al actual gobierno municipal y sin problema para sacar adelante la práctica totalidad de los temas, nuestro grupo pasaría a segundo plano de atención, máxime cuando hemos dejado trabajar sin interferir en absoluto.

Nada más lejos de la realidad.

Se nos excluyó de la junta de gobierno local siendo el partido de la oposición con más representación municipal, a mucha distancia del siguiente grupo político.

El que suscribe y los miembros del grupo socialista hemos seguido siendo blanco de insultos y descalificaciones personales, también nuestras familias, y lejos de temas de interés general.

La alcaldesa, Raquel Garbayo, nos ha negado nuestro derecho a ejercer la oposición con un mínimo de dignidad. Nos ha impedido reiteradamente el acceso a documentación necesaria para llevar a cabo nuestra labor, a la vez que veíamos cómo los demás concejales, especialmente el Sr. Francés, manejaban copias de toda la documentación delante de nosotros.

La alcaldesa, Raquel Garbayo, nos ha discriminado en el uso y posesión de la palabra en el pleno, especialmente en relación al que ha tenido el Sr Francés. Nos ha negado la palabra en el turno de réplica, nos ha expulsado del pleno y sancionado gratuitamente. Llegó, incluso, a cambiar el reglamento de funcionamiento al no poder aplicarle a un miembro del grupo socialista la sanción que quería.

Ha permitido y propiciado en los plenos que arremetieran de la misma manera contra mi persona y el grupo socialista, personas invitadas y aleccionadas desde el público, con la connivencia, ánimo y participación de la alcaldesa. Pretendió cambiar las normas de funcionamiento del pleno para obligarnos a permanecer y soportar los improperios de esas personas preparadas en el público.

Desde el grupo socialista, hemos intentado distintas estrategias para cambiar esta situación.

Le hemos solicitado reiteradamente que dirija el pleno guardando y haciendo guardar las normas mínimas de respeto y civismo.

Hemos recurrido al Tribunal Administrativo de Navarra para defender nuestros derechos básicos como concejales.

Nos hemos marchado del pleno cuando las faltas de respeto eran inasumibles. Hemos asentido en muchos temas sin entrar en debate por intentar mantenernos en un discreto segundo plano.

Hemos dejado pasar muchas manifestaciones con una fuerte carga agresiva por parte de alcaldesa y Sr. Francés.

En alguno de los últimos plenos nos pareció apreciar un cambio de actitud hacia mi persona y el grupo socialista en general por una más positiva y constructiva. Así se lo hicimos ver y se lo agradecimos privada y públicamente. Pensamos que entrábamos en un nuevo tiempo de normalidad política.

Solo fue un espejismo.

En el último pleno del día 6 de agosto del 2013, volvimos a asistir a una orgía de descalificaciones, faltas de respeto y acusaciones múltiples infundadas, especialmente por parte del Sr. Francés, permitido, alentado y compartido por la alcaldesa al alimón. El Sr. Francés nos llegó a llamar públicamente etarras con el consentimiento de la alcaldesa y atribuyéndonos a nosotros la culpa porque “le provocábamos”. Esto fue la gota que colmó el vaso.

Esto es cualquier cosa menos política. Es un juego macabro tipo gran hermano tomatero, que deteriora enormemente la imagen del ayuntamiento, de la política en general y despierta la repulsa generalizada de la ciudadanía. Yo a esto no estoy dispuesto a seguir jugando. Estoy convencido de que haré mejor labor desde fuera del circo que monta cada pleno, tanto para ayudar a mis compañeros, como para los votantes y ciudadanía en general.

Sra. alcaldesa: con su pan se lo coma. Le deseo larga vida en la política y que no tenga que volver al mercado de trabajo.

Dejo el ayuntamiento de Cintruénigo pero no la política. Si algún día quiere debatir sobre temas de interés general, en igualdad de condiciones, sin insultos y sin verdulerías, llámeme.

Por todo ello, presento pues mi dimisión de concejal del ayuntamiento de Cintruénigo desde la fecha de entrada de este escrito.